Arrate. "Ya he cumplido", reflexiona a quemarropa Alejandro Valverde cuando, tras unos instantes de duda frente al santuario, la incertidumbre por saber si el último golpe de riñón había sido suficiente para derribar a Purito, le dicen que sí, que ha ganado la etapa, lo que, además, se suma al liderato que ya sabía que era suyo. Piel roja. En la balanza de la felicidad por ambas conquistas pesa infinitamente más para el murciano la primera, la etapa, la victoria parcial, el gran objetivo que le había traído a la Vuelta después de un Tour oscuro que enderezó en los Pirineos con la victoria en Peyragudes y los tibios Juegos Olímpicos de Londres. "No tenía previsto correrla, pero lo hice con el único objetivo de ganar etapas. Yo ya he cumplido", repite.

Eusebio Unzue, que dicen que pocas veces ha disfrutado tanto un triunfo como el de la pasada crono por equipos en Iruñea porque las connotaciones sentimentales eran irrepetibles, está eufórico en el perímetro del santuario, donde acaba de concluir la etapa. "Sabíamos que estos primeros días de la Vuelta podíamos tener nuestras oportunidades", celebra el navarro, que ya ganó la carrera española hace tres años con el propio Valverde, su último éxito en una carrera de tres semanas. Ahora, matiza, es distinto. "Valverde lleva unos 60 días de competición, que es mucho y quiere decir que la fatiga le puede aparecer no en cualquier momento, porque aún tiene reservas, pero sí en la segunda mitad de la carrera, que te aseguro no será como la de ahora".

Alejandro Valverde piensa en el mismo sentido, se bebe de un trago las burbujas de la victoria de etapa y para la general deja una frase llena de indiferencia. Le quita trascendencia, como si el maillot rojo fuera un préstamo con plazo fijo. "Hombre, claro que defenderemos el liderato, pero Madrid está muy lejos, yo ya he cumplido mi objetivo, el equipo se ha dado dos buenas palizas estos días y los rivales, que no han gastado nada, son difíciles".

Eusebio Unzue, claro, lo tiene fácil para nombrar a Purito, Froome y Contador, el orden exacto de la clasificación de la picuda jornada ayer tras Valverde, como principales amenazas. Son los que más mostraron. Sobre todo el madrileño, que atacó hasta seis veces, seis arreones duros pero sin continuidad, lo que dicen que es señal de que su estado de forma es bueno, aunque aún le falta ritmo de competición, las alas que le elevan. Joaquim Rodríguez fue el que mejor respondió a cada una de las embestidas del madrileño. Como Valverde, fácil. Froome sufrió más. O eso pareció. El inglés, de todas maneras, no se alarmó. "No he respondido tan rápido a los ataque de Contador porque no he visto que sea necesario. Tenía todo controlado. Mis piernas están bien y el equipo, perfecto", argumentó el inglés que voló en el Tour y bajo su alas dio cobijo a Wiggins, el águila del Sky, ganador final de la prueba francesa.

antón y el calor "Pero Antón también está bien", abundó Unzue. "Igor no ha estado con los cuatro primero por el calor. Creo que le ha afectado más que a los demás. Está mejor de lo que se ha visto en Arrate". El vizcaino no achacó el resultado, que es bueno, al calor, sino a la explosividad de Arrate y los cuatro galgos que corrieron por delante. "Ha sido una subida agónica, pero me he confirmado a mí mismo que estoy bien. Estar más arriba era difícil porque ellos, en este tipo de llegadas, tienen un punto más", explicó Antón, que habló, además, de la frialdad y la concentración que necesita mantener durante tres semanas para alcanzar su objetivo en esta Vuelta que, a diferencia de Valverde, no son las etapas -"ya tengo cuatro"-, sino un buen puesto en la general. "Si luego acabo quinto o sexto estaré igual de contento, pero quiero darlo todo y ver hasta dónde llego".

¿E Intxausti? "Beñat está bien y delante, pero este tipo de corredores se crece cuando corren en casa", dijo Unzue. "Claro", le preguntaron. "¿Quieres decir que tienen que comprender que para ganar la Liga hay que puntuar lejos de casa?". "Eso, que no basta solo con ganar en San Mamés", pinchó Unzue al zornotzarra, que es segundo a la sombra de Valverde, el líder que resta trascendencia a la general.