Los Juegos de Londres 2012 han sido los primeros en los que las redes sociales han desempeñado un papel fundamental en la distribución de información y en la implicación de público y atletas, hasta el punto de que serán ya recordados como los Juegos Twitterolímpicos.

Desde la cita de Pekín en 2008, la popularización de los teléfonos inteligentes y las tabletas ha dado paso a una revolución tecnológica que se ha puesto a prueba en el evento deportivo más importante del planeta. Y su éxito ha sido rotundo.

La red social más popular, Twitter, ha servido para celebrar medallas, llorar derrotas o interactuar con los héroes, pero también para denunciar, por ejemplo, malos comportamientos, como cuando un espectador lanzó una botella a Usain Bolt el pasado 5 de agosto, justo antes del comienzo de la final de 100 metros.

De hecho, el velocista jamaicano no solo batió récords sobre el tartán, también lo hizo en Twitter después de su victoria en la carrera en los 200 metros, cuando más 1.300 tuits por segundo circularon por la red mencionando su nombre.

El pistoletazo de salida de Twitter en estos Juegos lo dio el inventor de la web durante la ceremonia de apertura con el mensaje: "Esto es para todo el mundo #london2012 #oneweb #openingceremony @webfoundation @w3c".

Antes, el director de cine Danny Boyle había ya afilado los dientes de los usuarios de Twitter creando un hastag para animar a los usuarios a mantener en secreto los detalles de la ceremonia de apertura que él mismo diseñó.

bendición o condena No obstante, las redes sociales pueden ser para algunos una bendición o una condena. A la ciclista británica Laura Trott la pillaron las cámaras besándose con el también olímpico Jason Kenny, lo que provocó una confesión, o declaración de amor, según se mire, en la red. "Pues sí ya es público yo y @JasonKenny107 estamos saliendo. Llevamos algún tiempo pero no quería distracciones antes de los juegos.", escribió Trott.

A otros, la red social les ha metido en problemas que antes de estos Juegos hubiesen quedado ocultos, como es el caso del futbolista suizo Michel Morganella, quien fue expulsado después de tuitear un mensaje racista contra los surcoreanos. La atleta griega de triple salto Voula Papachristou ni siquiera viajó a Londres, después de que incendiara la red con comentarios salidos de tono respecto a los inmigrantes africanos.

El primer ministro británico, el conservador David Cameron, tampoco se resistió a usar Twitter para calificar de "estúpido" un comentario del diputado y correligionario Aiden Burley, quien describió la ceremonia de apertura como una "mierda multicultural izquierdista".

El volumen de tuits y de mensajes de texto, así como el masivo uso de aplicaciones para smartphones y tabletas, ha sido tal que la organización de los Juegos llegó a pedir a los usuarios que limitasen su actividad.

Y eso que la compañía británica BT contaba al comienzo con que el tráfico alcanzara, en los momentos más importantes, 1,7 gigabites por segundo, el equivalente a la descarga de 13.200 páginas web por minuto.