Londres. Un homenaje a la música pop británica, uno de los grandes referentes culturales del Reino Unido, cerrará hoy los Juegos de Londres tras 17 días de competiciones que han transcurrido como la seda y con un gran éxito popular. El espectáculo Una sinfonía de música británica, que comenzará a las 22.00 horas en el Estadio Olímpico y durará casi tres horas, está rodeado del habitual secretismo por parte de los organizadores e incesantes rumores en los medios sobre posibles participantes, desde las Spice Girls a Muse. Como ocurrió el 27 de julio con la inauguración, el factor sorpresa tendrá mucho que ver en el éxito de esta ceremonia dirigida por el coreógrafo Kim Gavin, en la que 80.000 privilegiados espectadores verán pasar el testigo a Río'16 y desfilar a algunos de los atletas más laureados. El tiempo parece que acompañará, pues las previsiones son de cielo por lo general despejado y temperatura agradable, de entre 16 y 19 grados.
El director musical del espectáculo, David Arnold, ha prometido que los Juegos que Londres ha tardado siete años en organizar concluirán con una ceremonia con 4.000 participantes que será "bella, descarada, un poco hortera, cursi, tontorrona y emocionante". Con esta promesa de fondo se barajan nombres como los de George Michael, que volvería a cantar después de una grave neumonía, la reunión de las Spice Girls, el grupo de Victoria Beckham que en los 90 vendió más de 75 millones de discos, los Rolling Stones, en su 50 aniversario, y Ray Davies cantando Waterloo Sunset de The Kinks. Entre otros sospechosos habituales como Paul McCartney, quien cerró la ceremonia de inauguración con su Hey Jude, Elton John, Annie Lennox, Adele, la artista británica de mayor éxito en la actualidad, o Madness, algunos de los cuales ya actuaron en junio en el macroconcierto por el Jubileo de Diamantes de Isabel II.
Después de saltar en paracaídas con James Bond sobre el estadio en la apertura olímpica, la soberana de 86 años estará ausente en la clausura y la representación de la Casa Real inglesa correrá a cargo de su hija, la princesa Ana, presidenta de la Asociación Olímpica Británica, además de la duquesa de Cambridge y el príncipe Enrique. A un espectáculo que promete exhibir símbolos londinenses como taxis negros, la Torre de Londres o el Big Ben asistirá Eduardo Paes, que como alcalde de Río de Janeiro recibirá la bandera olímpica de manos del presidente del COI, Jacques Rogge.
La Carta Olímpica determina la inclusión en la ceremonia de tradiciones como la marcha de los atletas, con todos los abanderados de las 204 delegaciones participantes desfilando juntos "como una sola nación", y la entrada en el estadio de las banderas de Grecia, el Reino Unido, como país anfitrión, y Brasil, como próxima sede. La ceremonia tendrá un simbólico fin cuando se apague en el pebetero la llama olímpica que llegó al Reino Unido el 18 de mayo y que desde entonces se ha dado un baño de masas por lugares tan reconocibles como el monumento megalítico de Stonehenge, la playa escocesa de St. Andrews o el castillo de Windsor. Unos espectaculares fuegos artificiales, pasada ya la medianoche, darán por concluidos los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna y los terceros que ha celebrado Londres en su historia, más que ninguna otra ciudad del mundo. Acabarán con récord de medallas para los británicos en más de cien años, desde los primeros organizados por Londres en 1908.