Un gol del lateral francés William Accambray en el último segundo del partido dejó sin opciones de medalla a España tras caer por 22-23 en cuartos de final ante Francia. El combinado estatal no pudo aprovechar el gran partido de su portero, Arpad Sterbik, que detuvo 20 lanzamientos de los 43 que recibió. Julen Aginagalde volvió a ser uno de los mejores de su equipo tras anotar cinco goles.
Los primeros quince minutos de España rozaron la perfección. El equipo dirigido por Valero Rivera usó sus dos mejores armas: una agresiva defensa y una espectacular portería. Sterbik se hizo enorme e hizo que los franceses no fueran capaces de anotar más de un gol en ese periodo, además ese gol tuvo que llegar desde los siete metros. El portero de la selección española detuvo ocho de los primeros nueve lanzamientos. Al minuto quince y gracias a los goles de Aginagalde, Tomás y Cañellas España ganaba a Francia por un contundente 6-1.
Pero Sterbik no pudo mantener ese excelente porcentaje de paradas cercano al 90% y a la vez que el portero bajaba su efectividad, el ataque se iba atascando poco a poco. Esta situación permitió a la selección francesa recortar distancias hasta ponerse a solo dos goles (7-5).
Los problemas ofensivos los tuvo que solucionar, otra vez más, el pivote Aginagalde, que no falló ni uno solo de los tres lanzamientos que intentó ante un Thierry Omeyer, considerado el mejor guardameta del mundo, que poco a poco se empezaba a calentar. Sin embargo, ni las paradas del guardameta galo ni el gran acierto del pivote Cedric Sorhaindo, gran protagonista del ataque de su equipo en la primera parte, sirvió para que Francia consiguiese ponerse por delante en el marcador. Al descanso, el España todavía mantenía una renta de tres goles (12-9).
Un par de exclusiones marcaron el inicio de la segunda parte, Entrerríos por parte de España y Gille por la de Francia. La selección francesa aprovechó mejor esta ocasión para volver a acercarse en el marcador, pero entonces, volvió a aparecer Sterbik y con dos paradas consecutivas ayudó a que el equipo dirigido por Valerio Rivera mantuviese su renta de tres puntos (16-13).
Una renta que España perdió definitivamente cuando comenzó el espectáculo de Omeyer. El portero francés no quería que Sterbik le discutiese el trono de portero mundial y comenzó a frustrar todas las ofensivas del combinado de balonmano.
Cada ataque de España era un suplicio, los jugadores tenían graves problemas para hilar sus jugadas y superar a la defensa gala, y cuando por fin lo conseguían aparecía el omnipresente Omeyer. En total, estuvieron más de diez minutos sin marcar un solo gol, lo que hizo que gracias a la actuación del lateral William Accambray, autor de siete tantos, martilleó una y otra vez a la defensa española, hasta poner por primera vez en ventaja (17-18) al equipo francés a menos de trece minutos para el final.
España conseguía sin ver puerta y Francia consiguió una importante ventaja de tres goles. Sin embargo, Sterbik y Tomás no estaban dispuestos a rendirse tan pronto. El portero volvió a parar un par de lanzamientos decisivos y el extremo robó un balón que permitió empatar el partido a 22 a falta de un solo minuto para el final.
El minuto decisivo Entonces se llegó al momento clave del partido. España tenía la oportunidad de marcar el gol de la victoria, pero Joan Cañellas, forzado por la advertencia de pasivo de los colegiados, erró su último lanzamiento, dando una última oportunidad a Francia.
El último balón se lo jugó la gran estrella gala, Nikola Karabatic. A pesar de no haber disputado un gran partido, solamente anotó un gol, el jugador del Montpeiller no eludió la responsabilidad. Su lanzamiento lo paró Sterbik, sin embargo, el balón salió rebotado y llegó a las manos de Accambray, que libre de marca no perdonó y selló el pase de su equipo a semifinales por 22-23.
Esta derrota de España, acaba con la estadística que decía que nunca había perdido ante Francia en una competición oficial desde que Valero Rivera llegara al combinado estatal en 2008.