ESPAÑA: Sterbik; Rocas (2), Maqueda (2), Guardiola, Morros, Cañellas (4), Ugalde (3) -equipo inicial- Hombrados, Gurbindo (1), Víctor Tomás (5), Entrerríos (5), Sarmiento, Aguirrezabalaga (2) y Aginagalde (1).

CROACIA: Alilovic; Horvat (2), Kopljar (2), Duvnjak (4), Lackovic (7), Nincevic, Vori (2) -equipo inicial- Losert, Balic (1), Gojun, Vukovic (2), Buntic (1), Strlek (2) y Cupic (7).

Parciales: 2-1, 4-3, 6-4, 8-6, 9-8 y 10-11 (Descanso) 13-14, 15-16, 18-19, 20-21, 22-25 y 25-30 (Final).

Árbitros: Geipel y Helbig (GER). Excluyeron por dos minutos a Maqueda, Víctor Tomás y Guardiola; Strlek y Gojun.

Incidencias: 'Caja de Cobre' ante unos 7.000 espectadores.

Londres. La selección española de balonmano se condenó a un durísimo enfrentamiento de cuartos de final, previsiblemente con la todopoderosa Francia, tras caer ante Croacia en un encuentro en el que los españoles no supieron aprovechar la gris versión que ofreció durante la primera parte el conjunto balcánico. Consciente de las dificultades que entrañaba vencer por los siete goles que necesitaba para arrebatar a los balcánicos la primera plaza del grupo, el conjunto español peleó por un objetivo más modesto, aunque no por ello menos difícil: ganar para asegurar la segunda posición.

Una mentalidad ganadora que no pareció tan clara en el equipo croata, que dio la sensación de especular durante muchos minutos con el resultado, pensando no ya en los cuartos, donde se medirá con seguridad con Túnez, sino en el posible rival en una hipotética semifinal.

Esa falta de concentración no la desaprovechó el conjunto español para adquirir una sustancial renta de tres goles (6-3) de la mano de un inspirado Raúl Entrerríos y, sobre todo, de un espectacular Arpad Sterbik, que demostró por qué está considerado como uno de los mejores porteros del mundo.

Pero Ctroacia reaccionó hasta recordar al demoledor equipo que contaba sus encuentros por goleadas, con una infranqueable defensa y un fulgurante juego de transición que permitió a los balcánicos dar la vuelta al marcador (11-10) con un parcial de 3-7.

Y es que España también aprovechó el partido para dosificar esfuerzos, pensando ya en unos cuartos de final, en el que por encima de la calidad de rival, el factor físico puede ser determinante para lograr un puesto en la lucha por las medallas.

Un planteamiento que permitió disponer ayer de numerosos minutos a un casi inédito Aguirrezabalaga, el único lanzador nato de un equipo que precisamente de lo que careció fue de puntería.