se hace muy complicado llevarle la contraria a Matt Emmons (05-IV-1981, Mount Holly, Estados Unidos) cuando asegura que, de los rivales que se encontrará hoy en la prueba de tiro olímpico en la modalidad de rifle tres posiciones desde 50 metros, pocos, probablemente ninguno, haya tenido que hacer frente a la adversidad en tantas ocasiones como él. Tanto en su trayectoria profesional como en la vida personal. Hasta 2010, Emmons era conocido por el público general por el gafe que le ha acompañado cada vez que ha disputado unos Juegos Olímpicos. Sí, él fue el aquel tirador que en 2004, en Atenas, perdió el oro por disparar a la diana de un rival. Sí, él fue también el que, en 2008, se quedó sin subir a lo más alto del podio en Pekín cuando su arma se le disparó antes de tiempo. Pero dos años después tuvo que hacer frente a una desgracia mucho peor cuando, en septiembre de 2010, le fue diagnosticado un cáncer de tiroides que precisó de la extirpación de la glándula tiroidea. Pese a la dura rehabilitación, a los cambios en los sistemas de entrenamiento como consecuencia de la enfermedad y la medicación, y al periodo de inactividad, Emmons consiguió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres y, aunque unos problemas de espalda están mermando su rendimiento, él espera ser competitivo en su prueba favorita. "Sé que, si tengo la fortaleza física necesaria para empuñar mi arma, seré competitivo. He tenido que superar muchos problemas para estar en esta competición y eso es una ventaja para mí", recalca antes de sus terceros Juegos.
Pese a ser un tirador con un notable palmarés, Emmons ha acaparado titulares a lo largo de su carrera como consecuencia de su mala suerte. En Atenas 2004 prácticamente tenía la medalla de oro guardada en el bolsillo. Era líder destacado y le faltaba un último disparo, en el que necesitaba un simple 8 (hasta ese momento no había bajado del 9,3) para certificar su victoria, pero se despistó. Incomprensiblemente, disparó a la diana de la calle 3 en lugar de a la de la calle 2, la suya, y los jueces le castigaron con un 0, lo que le condenó a la octava posición de la clasificación final. "Estaba tan centrado en calmar mis nervios y en realizar un buen disparo que ni siquiera miré el número de la diana a la que tiraba. Debería haberlo hecho y, sin duda, lo haré a partir de ahora", aseguró, resignado.
Al menos, Matt se llevó de la capital griega un premio mucho mayor que la medalla. Esa misma noche, probablemente para olvidar sus penas, el estadounidense salió a tomar unas cervezas y en un local conoció a la que hoy en día es su mujer, la también tiradora Katerina Kurkova, con la que tiene una hija, Julie, nacida en 2009. Katerina, que había comentado para la televisión checa la prueba de Emmons, se acercó para consolarle, charlaron largo y tendido y la chispa del amor floreció.
De todas formas, su mala suerte se repitió en Pekín'08. En la misma prueba volvió a llegar al último tiro en cabeza de la tabla y únicamente necesitaba una puntuación de 6,7 para asegurarse el oro cuando no había bajado del 9,7 en todo el evento, pero, mientras apuntaba, apretó demasiado pronto el gatillo de su rifle y firmó un pírrico 4,4, viéndose incluso apartado del podio al terminar cuarto.
Pese a estas dos profundas decepciones, la principal barrera a superar por Emmons, que creció en una familia de cazadores y se familiarizó con el mundo del tiro desde su infancia, surgió en septiembre de 2010, cuando, como consecuencia de su cáncer, le fue extirpada la glándula tiroidea. Pero no estuvo demasiado tiempo sin tirar, ya que tres meses después de la operación comenzó a participar en pequeñas competiciones locales. Emmons asegura que se encuentra totalmente sano. Se somete a exhaustivos chequeos médicos dos veces al año y sabe que deberá medicarse el resto de su vida, aunque a los médicos en un principio les costó dar con la dosis adecuada para que no le afectara a la hora de afrontar las competiciones de tiro. "Según me dicen, estoy ya completamente recuperado. Mis niveles hormonales son los correctos y me siento muy bien", destaca un tirador que empezó a tomarse el rifle como modalidad deportiva cuando, a los 14 años, se cruzó en su camino Paul Adamowski, instructor de tiro del FBI y hombre que le convenció para entrenarse en serio y así conseguir una beca universitaria.
Después de sus dos decepciones olímpicas y de haber superado un cáncer, Matt Emmons intentará hoy que a la tercera sea la vencida. Sin embargo, con la filosofía que aporta el hecho de haber masticado ya varias decepciones, asegura estar preparado por si alguna circunstancia impropia de la competición le impide, una vez más, triunfar. "A mi caso se le ha dado gran trascendencia por haber ocurrido en unos Juegos Olímpicos. Si hubiera pasado en un Mundial, nadie se habría enterado. Todo esto ha hecho que mi piel sea más gruesa. Ahora soy una persona más prudente, un competidor más inteligente y aprecio cosas que hace ocho o nueve años no hacía. Honestamente, esas dos medallas de oro perdidas no me quitan el sueño".
Matt Emmons espera que Londres sea para él, tras los fiascos que cometió en Atenas y Pekín, 'El Dorado' en el que se corone campeón olímpico. Foto: deia
A la tercera...
Tras perder dos medallas de oro cantadas, en Atenas'04 por disparar a la diana de un rival y en Pekín'08 por apretar el gatillo demasiado pronto, el tirador Matt Emmons compite hoy tras superar un cáncer de tiroides
"He tenido que superar muchos problemas para estar aquí y eso es una ventaja para mí"
"Honestamente, esas dos medallas de oro perdidas no me quitan el sueño"