Pasadas las 12.30 horas (hora londinense), todos los ojos del estadio olímpico de Stratford se giraron hacia la recta de meta. En el extremo más alejado de la línea de llegada, a algo más de cien metros, los reyes de la velocidad realizaban los últimos ejercicios de calentamiento antes de comenzar su andadura en la primera ronda de los 100 metros lisos, la prueba reina de la velocidad, una de las carreras más llamativas, la más esperada quizá, siempre con respeto del maratón. Una calma tensa recorría el interior de Usain Bolt, el máximo favorito para convertirse en leyenda -si es que aún no lo es- y ser el primer corredor en ganar dos oros olímpicos en los 100. Quizá con la mente puesta en Daegu, en los últimos mundiales de atletismo, donde fue descalificado en la final de la prueba reina de la velocidad, el jamaicano no está saliendo tan bien como se podría esperar en un atleta de su nivel. Ayer, como viene siendo habitual en las últimas pruebas, tardó en reaccionar, pero luego no encontró oposición y se clasificó para las semifinales dándose un paseo. Hoy, en las semifinales y en la gran final, con todas las miradas puestas en él, no podrá fallar en la salida, debera templar los nervios.

Lo mismo hicieron el resto de favoritos en sus series: Yohan Blake, Justin Gatlin, Asafa Powell y Tyson Gay, que se dejaron llevar en los últimos metros para alcanzar las semis de manera cómoda y holgada. Gay, recuperado de su operación de costilla, fue el primero en actuar. Con viento contrario de 1,4 metros, ganó fácilmente la primera serie en 10.08 segundos. A continuación, su compañero de equipo, el renacido Justin Gatlin, impresionó en la segunda, no ya por su registro (9.97), sino por su vistosa capacidad de propulsión. En la tercera, Ryan Bailey, tercer estadounidense sobre el papel, requirió su porción de protagonismo con la mejor marca de su vida (9.88), aprovechando una ráfaga de viento favorable de 1,5 metros.

Llegó entonces el turno del recordman mundial, en la cuarta serie. Usain Bolt, siempre sonriente, se gustó antes de situarse sobre los tacos. Tras su habitual parafernalia de gestos, se santiguó y salió hacia la meta. Acabó primero con un tiempo de 10.09. Después fue su compatriota Asafa Powell, que compartió serie con el ídolo local, Adam Gemili, de 18 años. El jamaicano, entró por delante del británico, que se tuvo que conformar con la segunda posición.

Y por último, Yohan Blake, la nueva sensación de la velocidad mundial, el hombre que ha hecho morder el polvo a Bolt dos veces este año, en 100 y en 200. Notablemente más musculado que el pasado año, clavó un crono de 10.00 con viento favorable de 1,3.

hoy, semifinal y final A la espera de alguna sorpresa, de que algún fallo pueda dejar fuera de la gran final a alguno de los favoritos, que comenzarán su andadura en las semifinales a partir de las 19.45 hora londinense, la lucha por las medallas será un duelo a cara de perro entre Bolt y Blake. Durante algo menos de diez segundos el mundo contendrá el aliento mientras los dos velocistas jamaicanos, con permiso de los estadounidenses, luchan por el oro, aunque eso no será hasta las 21.50, también hora inglesa.

Es, quizá, la última oportunidad que el recordman mundial tendrá para hacer historia y convertirse en el primer corredor en conseguir la victoria en los 100 metros en dos citas olímpicas. No lo tendrá fácil, pues en frente tendrá al que todos señalan como su sucesor, el mismo que hace un mes le venció en los trials jamaicanos tanto en los 100 como en los 200 metros: Yohan Blake, actual campeón del mundo.

La bestia, el apodo que Bolt le puso a su compatriota, tres años más joven que él, un alumno aventajado de la factoría de Glen Mills, un hombre de 1,80 metros de altura y músculos de acero ha llegado a la cita londinense con sed de victorias y la mejor marca del año en los 100 -también en los 200-, por delante de Bolt. A la espera de que Asafa Powell, Tyson Gay o Justin Gatlin se unan a la fiesta, Blake advirtió que será una carrera grandiosa".