Londres. Estados Unidos, en un partido para la historia, batió el récord olímpico de anotación al arrasar de forma inmisericorde a la débil Nigeria por un margen de 83 puntos (156-73), una renta cercana a la mayor conseguida en unos Juegos: los 100 de separación que hubo entre Corea e Irak en 1948.
El récord de anotación anterior lo ostentaba Brasil, con 138 puntos a Egipto en Seúl 1988.
Carmelo Anthony, asimismo, se alzó con la mejor marca de anotación para un jugador estadounidense en la historia olímpica, con 37 puntos en menos de 15 minutos en pista.
Si Túnez se subió a las barbas de Estados Unidos durante 15 minutos, en esta ocasión los vigentes olímpicos no quisieron dejar ni un resquicio de aire a su rival desde el primer segundo de partido y firmaron un cuarto inicial de escándalo que ya avisaba de sus intenciones.
El show incluyó 11 triples de 14 intentos, incluidos cuatro de Anthony, tres de Kevin Durant y dos de Kobe Bryant, aderezados por suspensiones lejanas, poderosos mates en contraataque y una defensa tremenda que apenas dejó maniobrar a Nigeria, volcada en dar balones a su hombre fuerte en la zona, Ike Diogu.
Con 25-10 en el marcador, Mike sacó a toda la segunda unidad, muestra de que lo ocurrido con Túnez no significaba necesariamente una reprimenda, sino una maniobra para igualar los minutos de juego de sus hombres.
Los suplentes no bajaron el nivel -brillante Anthony- y Kevin Love fue el encargado de dejar una distancia de 25 arriba (41-16) antes de llegar al final del primer periodo. El déficit aumentó a los 30 puntos (62-32) a falta de 6:14 para llegar al descanso, a pesar de que los africanos estaban dando lo mejor de sí mismos.
No sólo se contentaron con superar el récord de anotación en unos Juegos, que llegó con un triple de Andre Iguodala (139-68), sino también con romper la mayor ventaja que logró el Dream Team de Barcelona 92. En aquella ocasión ganaron de 68 puntos a Angola. Esta vez fueron 83 ante Nigeria. Estados Unidos va muy en serio.