A los periodistas del Centro Acuático se les traspapelaban los papeles y se perdían en el Google tratando de escudriñar algo para ilustrar la gesta de la joven rubia que acababa de provocar destellos dentro del agua. Apenas encontraron que nació en Kaunas (Lituania) y que desde 2010 entrena en la localidad inglesa de Plymouth, donde le llevó su padre harto de la precariedad deportiva en su país. Nada más se sabía de Ruta Meilutyte, pero eso no bastaba para agigantar el perfil de este nuevo diamante a tenor de su hito: oro olímpico en 100 braza con 15 años -nació el 19 de marzo de 1997-. Además, se trataba de la primera vez desde 1972 que una nadadora de edad tan temprana se colgaba el metal dorado, quedándose a un suspiro de la mejor marca de la prueba, rubricado por Jessica Hardy en 2009 con un bañador que a día de hoy está prohibido.

Seguramente sus amigas de colegio sabrán mucho más de esta figura con rostro de muñeca de porcelana y cuerpo aún por formar, pero capaz de derrotar a la gran Rebeca Soni, de 25 años, oro en 200 braza y plata en 100 braza en Pekín'2008, y dominadora del estilo desde hace años. La irrupción de Meilutyte sorprende todavía más porque hace apenas dos meses había nadado la distancia dos segundos por debajo, por lo que ni su técnico, Jon Rudd, creía en que pudiera plantarse en la final. Pero, eléctrica en el nado, nunca dio muestras de cansancio, con los gritos de fondo de un público, el londinense, al que ya había conquistado su corazón. Incrédula, tras tocar primera la pared, se tapó la boca con la mano que lucía los colores de la bandera lituana en sus uñas, y sin poder ocultar su llanto al ver en el luminoso su 1:05.47, ocho centésimas menos que la estadounidense, exclamó luego: "En el podio me temblaban las piernas y tenía miedo de bajar, solo quería irme de allí muy rápido".

En Plymouth conjugan natación y formación -en el Plymouth College y el centro de preparación Leander Club- con grandes entrenadores británicos, expertos, y aceptan únicamente promesas de entre 11 y 18 años de todos los países, de ahí que ahora no pasen de una veintena de alumnos. Allí recaló Ruta , junto a sus hermanos, cuando falleció su madre, y nada más verla Rudd consideró que, como solo nadaba libres, "pensaba que podía ser más fuerte en braza, y así ha sido". Hasta los Juegos Olímpicos de Londres, a Meilutyte se le conocía por salvar una medalla en los Juegos de la Juventud, consciente de que, a expensas de completar su participación con la disputa de los 50 y los 100 libres, "quizá a partir de este instante me vuelva más popular".

"Estoy bastante contenta. Aquí no puedes permitirte el lujo de relajarte. La mayoría de las chicas pelean duro y te puedes quedar estancada en la semifinal", analiza esta nadadora de brutal cadencia, mostrándose como un renacuajo que aparece y se esconde en el agua a ritmo vertiginoso. Ayer contaba ya con más de 14.000 seguidores en su Twitter, y ya vislumbra el momento de retomar los libros y cotillear chascarrillos de los Juegos, donde ya es heroína.