KIEV. Las camisetas de Sergio Ramos, y, sobre todo la de Cesc, llevaron la pasión al acto más festivo, el de recoger un trofeo del calibre de la Eurocopa. El defensa del Real Madrid lució en su camiseta una foto de Antonio Puerta, el jugador del Sevilla fallecido en 2007, y del que su amigo no se olvida.

Después, por delante del presidente de la UEFA, Michel Platini, el encargado de dar las medallas conmemorativas, pasó Cesc con otra elástica plagada de nombres. "Jarque, Puerta, Miki y Manolo". Los dos últimos, Miki Roqué y Manolo Preciado, fallecieron durante la competición y no quisieron olvidarse de ellos en un gesto para el recuerdo.

Antes de que Iker elevará la copa al cielo, otro acto de la selección justificó que hay que saber ganar y perder. Un pasillo a ras de césped adornó el paseo de los jugadores italianos hacia el palco. Algunos como Andrea Pirlo o Mario Balotelli lloraron desconsoladamente.

Los fuegos artificiales y la vuelta de honor cerraron la fiesta de España. En ella, Pepe Reina, de nuevo, quiso recordar a Miki Roqué. Se enfundó una camiseta del Betis con su nombre y no se la quitó en todo el festejo. Fue la tercera copa, la más contundente por el resultado (4-0), pero también la más emotiva.