Bilbao. "Ya notas el cosquilleo ese", relataba ayer Aimar Olaizola. Una sensación interna, profunda, incrustada en las entrañas, que macera el cuerpo ante un encuentro tan grande como el que acontecerá el domingo en el frontón Bizkaia. Y en ese escenario, con las hormigas recorriendo su cuerpo, se citaron Aimar y Juan Martínez de Irujo para apartar material: la penúltima estación a la txapela. Los pelotaris, como púgiles en el pesaje previo, contemplaron la expectación que levanta su envite en la distancia más pura, añeja y prestigiosa ante casi dos centenares de personas que estuvieron presenciando las andanzas de los manistas, acompañados por sus respectivos botilleros, Asier Olaizola y Patxi Eugi. Y ante eso, la llama interior quema. Arde. "Tengo sensaciones buenas. Lo que está claro que hay que estar bien el domingo, como es normal ya notas el cosquilleo ese, que sueles tener antes de este tipo de partidos importantes. Tiene su lado bueno, tienes que estar con tensión y ya mentalizado para ese partido", declaraba el de Goizueta. Más elocuente y con buen humor, su contrincante se presentó en rueda de prensa con una opinión similar, apelando a ese nerviosismo previo que ya aparece en pelotaris tan experimentados en estas lides. "Esta mañana -por ayer- cuando me he levantado y sabía que venía a la elección ya me han entrado los pequeños nervios. También es bueno, te da fuerza y te motiva. Le he dado los primeros pelotazos como una moto, disfrutando como un niño. El domingo así tengo que venir a jugar", admitía, entretanto, el magnífico delantero de Ibero. Y es que los nervios, que atenazan, según relata Irujo marcan mucho. Porque Juan, que no acabó del todo contento su entrenamiento del pasado lunes, ayer señaló que "tampoco sé cómo habré evolucionado desde aquella sesión junto a Gonzalez, estos días son de descanso. El domingo, sin embargo, es un día especial: hay nervios, hay tensión y hay un ambiente distinto en el frontón. Nunca sabes cómo vas a salir. A veces estás tranquilo todo el día, pero al salir a la cancha te tiemblan las piernas. O al revés. Yo espero que sea la segunda opción. Saldré a la cancha tranquilo, a disfrutar". Asimismo, prosiguió Juan, en su máximo esplendor: irónico, divertido e incisivo, que "las finales que se han jugado ya han pasado, ahora tengo que centrarme en esta como si no hubiera jugado ninguna. Más experiencia sí que tengo, pero la experiencia te sirve para los días previos no agobiarte ni ponerte nervioso. Una txapela es una txapela, pesa mucho y a todos nos impone" y añadió que "hasta hace quince días estaba mejor que ahora". Porque todo lo que conlleva el Manomanista es magno. Y los nervios atenazan demasiado.
El delantero de Aspe no se pronunció sobre el material dispuesto para el envite, pero valoró que "he visto en casa finales de 2000 y así y había pelotas que andaban más que estas. Pelotas vivas y pelotas muertas ha habido siempre. Igual es que nosotros le pegamos más que antes".