Vitoria. En una adaptación constante, los zagueros del panorama profesional se han visto fuera de la pléyade de estrellas que lucen en el Manomanista de Primera. Apagados los ecos de poderosos atletas en los cuadros largos como Don Miguel Gallastegi, Joshe Arriaran, Hilario Azkarate, Joxan Tolosa, Fernando Arretxe, Rubén Beloki... todos ellos zagueros que imprimían su carácter al cuero, dominadores del mano a mano cuando se trataba de un juego de resistencia, de pegada y oficio, cuando el juego de aire aún no había tocado el techo actual. Pero los tiempos varian. "Todo evoluciona en esta vida y la pelota no iba a ser menos", explica Abel Barriola. El leitzarra ha habitado entre los dos mundos, desde que estaban Arretxe y compañía hasta el dominio casi perenne de los delanteros poderosos en la actualidad, como son en el primer peldaño de la escalera los actuales finalistas: Juan Martínez de Irujo y Aimar Olaizola y, en un segundo plano, Oinatz Bengoetxea, Yves Xala, Mikel Idoate, Sébastien Gonzalez... Desvela el zaguero, campeón en 2002 y subcampeón en 2007 y 2008 frente a Aimar y Oinatz, respectivamente, que "antes se jugaba más atrás y se golpeaba de otras maneras. Pero la inercia esta que lleva el mano a mano ha venido en los últimos 12 años". Justo con la explosión de artistas como los contendientes del domingo. "Pero no hay que olvidarse que hace 30 años también era diferente. En general ha sido todo un cambio progresivo, que ha ido variando siempre. Ahora se juega de otra manera y es verdad que ha colaborado con la transformación el material que se usa en la actualidad. Todos intentan entrar de aire, porque se exige con las pelotas que jugamos", desvela el manista navarro.
Abel, que en este curso se ha llevado por delante a otro zaguero, Aritz Begino, y ha caído frente al fenómeno de Ibero, remacha que "el mano a mano ha cambiado y no hay ninguna duda de ello. Juan Martínez de Irujo rompió con todo cuando apareció con ese juego de aire agresivo y rapidísimo. Sí que te podías defender con tus armas, pero se hacía muy complicado enfrentarse a ese juego. Al final, jugando a bote no puedes hacer tanto daño" y remacha que "te tienes que amoldar a ello".
Ahí comienza la huida hacia adelante. Beloki, Barriola y Patxi Ruiz fueron campeones de manera consecutiva. Y se apagó la llama. Relata el de Leitza que es "comprensible lo que ocurrió", porque el delantero con poder te hace "recular". "Tienes que hacer muchas cosas: anticiparte y meter la volea y el sotamano. Tienes que reciclarte y jugar como ellos para poder dar guerra, porque el modelo de juego anterior: ese de poder y resistencia, está obsoleto", manifiesta el zaguero navarro, quien apostilla que "uno no tiene nada que hacer cuando te atacan así". Porque si el zaguero, acostumbrado a restar a bote, se coloca para darle así, con la velocidad de los cueros, queda vendido en los cuadros alegres: gancho, volea o dejada y tanto en contra. "Si te pones demasiado atrás, el saque-remate te condena. Si tu forma de jugar es a bote, la cosa se pone complicadísima, al contrario que antes. También hay que tener en cuenta que los zagueros jugamos todo el año a bote, nos preparamos para ello, para dar las mejores prestaciones en el Parejas y el verano; por ello nos cuesta más entrar. No obstante, no se trata de una excusa, es una realidad. Todo ha cambiado y para nosotros se ha tornado más difícil, nos toca trabajar más y reciclarnos nada más", explica Barriola. Asimismo, un zaguero experimentado como Abel, con trazas fáciles de delantero en los momentos cumbre de las luchas individuales. esgrime que "el material, las pelotas, hacen que el mano a mano se haya convertido en una modalidad propicia para el aire". "Nuestra única oportunidad reside en ponerte el mono de trabajo y entrar en su juego, con nuestras armas, pero en su juego", relata el manista de Aspe, que prosigue explicando que "tienes que meter muchas horas en el frontón y no siempre tienes tiempo. Si entras en el Parejas tienes que centrarte y no puedes meterte en el mano a mano para mejorar el aire y reciclarte de esa manera. Aun así, no es ninguna excusa". Y es que, antes, el que más "dominaba o pegaba" ganaba muchas veces, manifiesta Abel, quien señala a José Javier Zabaleta como el guardaespaldas que pueda asombrar en el futuro. "Zabaleta va muy bien de piernas y tiene un golpe precioso, además de recursos. José tiene la oportunidad de estar entre los grandes del mano a mano pese a ser zaguero, porque es rapidísimo", remata el de Leitza.
"los duelos duran poco" Casi de la misma opinión es Patxi Ruiz. El de Lizarra, que debutó con aire de campanillas y se impuso en el 2003 ante Aimar, esgrime que "el Manomanista ha variado un montón. Yo he vivido las dos partes, la de Errandonea, Alustiza y demás y la de Irujo, Olaizola, Bengoetxea... Y ahora se hace otro mano a mano".
Cuenta el de Asegarce que "los zagueros en un sistema como este poco tenemos que hacer, porque nuestro juego no es nada efectivo ante el de aire agresivo. O entras a restar de aire".
"Ha cambiado la forma de jugar un montón. Fíjese, antes los encuentros eran peloteados y largos y ahora no. No se pueden plantear partidos así. Quizás se puede jugar un poco con el resto", añade Ruiz. Así las cosas, en los últimos cursos se ha implantado convertir la pasa en falta para evitar que los sacadores cuenten con una diferencia tan exagerada y se retrasó la línea de saque al cuatro y medio. "Cuando uno saca tiene mucha ventaja con el contrario. Por ejemplo, si el material es muy botón y quieres restar el saque a bote te echa muy atrás y apenas te da tiempo a reaccionar. Son pelotas demasiado vivas y pueden llegar a ser contraproducentes", señala Patxi, quien apunta a las "tacadas" tan brutales que se hacen con el saque como "una pérdida para el espectáculo". "Desde que se juega así, desde que se ha transformado el mano a mano, los partidos duran muy poco y a la gente que le gusta ver, tampoco le puedes pedir que vea un encuentro que dura media hora y nueve minutos de juego real".
Quizás de ahí llega los problemas de asistencia de público a los encuentros del presente Manomanista. "Uno se tiene que entrenar mucho para entrar a tope al mano a mano, tenemos que cambiar en apenas unas semanas el físico y el ejercicio técnico, para pelotear y para poder echar la dejada dentro del cuatro", finaliza el pelotari de Asegarce.