Vitoria LA vida no es sencilla en el distrito Amsterdam West, una de las zonas más duras y conflictivas de la ciudad holandesa. Desempleo, inseguridad callejera, pobreza..., se trata de uno de esos e.nclaves que imprimen carácter a todo aquel que se cría en ellos. Allí, en el Vecindario 9, zona en la que los inmigrantes llegados de Surinam son mayoría, nació y creció Nigel De Jong, mediocentro de Holanda, uno de esos tipos duros, de taco afiliado, que pueblan el universo futbolístico. En su ADN está muy presente su lugar de origen y su apariencia tampoco engaña. Cabeza rapada, piel oscura repleta de tatuajes, cuello grueso, músculos por doquier, De Jong podría pasar tranquilamente por boxeador. Suya es una de las imágenes más recordadas del pasado Mundial, cuando en la final plantó los tacos en el pecho de Xabi Alonso en una entrada más propia del kárate o del kick-boxing, deporte que practicó en su infancia. Otros jugadores como el estadounidense Stuart Holden o el francés Hatem Ben Arfa también saben cómo se las gasta este centrocampista de 27 años que desde 2009 milita en las filas del Manchester City.
Atendiendo a estas últimas fechorías, que le llevaron incluso a ser apartado provisionalmente de la oranje, cuesta imaginar que en sus primeros años Terrier, como le conocen sus compañeros por su ferocidad, fuera un estilista de este deporte. Criado futbolísticamente en las categorías inferiores del Ajax, paradigma del toque y el fútbol asociativo, De Jong dio sus primeras patadas al balón haciendo funciones de delantero y media punta mientras soñaba con emular algún día a su gran ídolo, Dennis Bergkamp. De hecho, en su último curso en el conjunto holandés actuó de interior derecho. Todo cambió el verano de 2006 cuando fue traspasado al Hamburgo. En su primera conversación con su nuevo técnico, Huub Stevens, este le dijo algo que cambiaría radicalmente su trayectoria futbolística: "Esto te va a sorprender, pero te voy a convertir en un centrocampista defensivo. Confía en mí".
Rápida madurez Nigel así lo hizo y no tardó en convertirse en un excelente y disciplinado destructor en la zona medular, no exento de capacidad de pase, aunque esta última característica a veces no es lo suficientemente apreciada en su juego. Si la base técnica se la había dado el Ajax, la ferocidad y el ardor competitivo ya las había aprendido en las calles y en su vida. Hijo de un exjugador, Jerry, que durante su carrera en el PSV y el Maastricht llegó a ser internacional absoluto en tres ocasiones y que pasaba muy poco tiempo en el hogar familiar, y una madre, Anna, a quien sus problemas de riñón obligaban a pasar largas temporadas ingresada en el hospital, De Jong tuvo que madurar muy rápido para hacerse cargo de sus cuatro hermanos menores. Él mismo reconoció hace un par de años en The Guardian que "mi infancia no fue sencilla. No teníamos mucho y me acostumbré muy rápido a pelear por todo. No había tiempo para jugar ni dinero para vicios. Cuando creces en un lugar así puedes ir en dos direcciones y una es claramente la de las calles. No quiero que suene demasiado dramático, pero otros chicos de nuestra vecindad escogieron la mala vida. He visto a amigos míos morir en la calle".
De Jong asumió su cambio de función sin demasiados problemas, apelando al bien colectivo por encima de su brillo personal, aunque reconoció que la propuesta de Stevens le sorprendió bastante en un primer momento. "Tras nuestra primera conversación me quedé en shock porque estaba muy acostumbrado a ocupar demarcaciones más glamurosas, aunque siempre había admirado a aquellos jugadores que se encargan de hacer el trabajo sucio sobre el terreno de juego. Me lo tomé con filosofía. Zinedine Zidane no podría haber sido una gran estrella sin Claude Makelele a su lado, Andy Cole y Dwight Yorke no habrían marcado tantos goles sin Roy Keane guardándoles las espaldas, jugadores como Patrick Vieira, Fernando Redondo o Fernando Hierro alcanzaron un gran reconocimiento gracias a su trabajo... Al final, un equipo no puede tener éxito sin ese tipo de jugadores. Es todo cuestión de disciplina, de trabajar en beneficio del colectivo. Si mi función es trabajar para recuperar la pelota para dársela a continuación a los compañeros que tienen más creatividad, no tengo ningún problema", destacó. Lo cierto es que en su nueva demarcación De Jong no tardó en hacerse con un nombre propio en el mundo del fútbol y sus tres temporadas en el Hamburgo le valieron para llamar la atención del Manchester City, que le incorporó a sus filas en el mercado invernal de 2009 a cambio de algo más de 15 millones de euros.
En el conjunto inglés ha seguido ejerciendo de centrocampista defensivo, aunque en esta temporada ha perdido algo de peso específico en el conjunto entrenado por Roberto Mancini. En la selección holandesa acostumbra a formar últimamente junto a Mark Van Bommel, aunque la derrota sufrida en la primera jornada ante Holanda puede llevar a Bert Van Marwijk a romper esta pareja para introducir en la medular a otro tipo de jugador con mayor capacidad para generar fútbol y contactar con los jugadores de ataque.
Hombre de negocios Es indudable que Nigel De Jong, que hace poco reconoció estar enganchado al conocido videojuego Angry Birds, con el que se relaja en el vestuario antes de los partidos, ha alcanzado un importante nivel de éxito en su trayectoria futbolística, pero también ha conseguido alcanzar una vida personal más que boyante. Casado y padre de dos hijos, es propietario de dos concesionarios de covhes de lujo en Wedel (Alemania) y Abu Dhabi. "Mi madre siempre me dijo que en esta vida había dos cosas cuya importancia estaba por encima de todo lo demás: la familia y la educación. Desde que era niño siempre me ha interesado todo lo referente a la economía y las finanzas y desde que llegué a las categorías inferiores del Ajax supe que tenía que hacer algo más en mi vida, que el fútbol no podía aglutinarlo todo. Había visto varios ejemplos de jugadores que se quedaban arruinados y carecían de un título universitario o de educación básica para volver a empezar. En Holanda tuvimos el caso de Glenn Helder, exjugador delArsenal, y yo siempre me dije a mí mismo que no podía acabar así. Cuando comencé mi carrera los estudios fueron lo más importante para mí porque no sabía hasta dónde iba a llegar en el fútbol. Trabajé muy duro y conseguí licenciarme en Económicas", destaca, orgulloso, el tipo duro de Amsterdam West.