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"Feed your soul" (Alimenta tu espíritu), sugiere el folleto del servicio de restaurante de un hotel en Gdansk. Estos pequeños y finos detalles acompañan al visitante a los destinos de la Eurocopa en Polonia. Patria de Szymborska, Grass, Copérnico, Walesa y Chopin, el país eslavo está poblado por personas discretas, amables y que están aprovechando el año de la Eurocopa para darse a conocer, tras haber tenido que reconstruirse en un 80% después de una cruenta II Guerra Mundial y 40 años de régimen soviético. Y, si ya Polonia estaba floreciendo en el siglo XXI, a muchos niveles y sin acusar la crisis, con el evento deportivo las infraestructuras han mejorado (no del todo) y se han actualizado muchas cosas, como estadios, carreteras, hostelería, transportes públicos o, por ejemplo, el castillo de Poznan. Hay quien habla de más de 20.000 millones de euros, aunque Turismo de Polonia no se atreve a cuantificar. En este ambiente distendido y optimista, y dejado atrás el frío -en invierno a veces llegan a los -20º C- esta semana los ajustes han ido finalizando en el hermoso país del Este, para que todo estuviera a punto. Michal Brandt, responsable de la Eurocopa en Gdansk, comentaba a DNA el martes cómo la víspera habían llegado los equipos alemán e irlandés, con la celebración de un entrenamiento inaugural, y esperaban en horas a la selección española. Si añadimos a la importante afición que hay en el país -de forma superlativa en Poznan- la simpatía que sienten por España -el castellano es el tercer idioma que más aprenden, siendo el inglés su segunda lengua, y les encanta tomar el sol-, el equipo capitaneado por Casillas era esperado con expectación.

Pero, sí, el carácter discreto de los polacos hace que vendan sus logros con elegancia. Las ciudades sedes de los encuentros, remozadas y bellas, cuentan con una gran riqueza patrimonial, financiera y universitaria, con altos niveles en investigación especialmente en Wroclaw (por algo será Capital de la Cultura en 2016, con Donostia). La directora de Turismo de Polonia, Agata Witoslawska, señala que la ocupación hotelera "es muy buena los días de partidos", pero entre encuentros "los hoteleros se han quedado con bastante disponibilidad". Ha arrancado el evento en extraño maridaje con Ucrania.

el estadio ámbar La bonita ciudad de Gdansk, a orillas del Mar Báltico y en la llamada Triciudad, además de ser considerada la Capital Mundial del Ámbar fue sede, en sus ahora decadentes astilleros, de la revolución de Solidaridad. Su promotor, Nobel de la Paz y ex presidente polaco, Lech Walesa, sigue viviendo allí.

Hay, pues, sabor ancestral con su grúa portuaria de 1444 y sus edificios del siglo XVI, así como el eco político e histórico, pero en las sedes de la Eurocopa comprobaremos que los polacos son dinámicos y que están al día. Así, con ayuda de Michal Brandt nos adentramos por el Gdansk Arena -antes PGE, por el espónsor-, un estadio muy moderno y llamativo en la distancia, especialmente al atardecer, al estar recubierto del emblemático color ámbar. Cuenta con 40 palcos VIP y supera las barreras arquitectónicas. Michal no ha parado en los últimos meses, además de que a finales de marzo nos lo encontramos con un grupo de dicharacheros periodistas irlandeses, que estaban encantados en este país de buena cerveza y vodka. Los partidos, en esas fechas, aún tenían lugar a primera hora de la tarde, porque al caer la noche -una hora y pico antes que en Euskadi- baja mucho la temperatura. Ahora, ya, podrán desarrollarse como en países más cálidos. En el caso de los partidos de La Roja, hoy domingo, el 14 y el 18 disputará sus encuentros en Gdansk antes de anochecer.

Y, como la prudencia caracteriza a los polacos, Michal no se aventuraba entonces a afirmar cuál será la redundancia del Europeo en su sector hotelero y hostelero, si bien han adaptado el transporte público (con autobuses y trenes extras) y las carreteras, "todo a punto desde la noche del día 6, con los coordinadores y fuerzas de seguridad operativas en la zona del hincha, el estadio decorado, así como la ciudad, con banderas y carteles", enumeraba hace unos días. Algunos ciudadanos de Gdansk han alquilado sus viviendas, como el guía local Mariusz Lewy, y "la gente está esperando ansiosamente este evento", asegura Brandt.

¿Cansado o contento? "Bueno, las dos cosas (sonríe el organizador). Pero desde luego todos estamos muy orgullosos del trabajo que se ha hecho aquí. Lo más satisfactorio es que los ciudadanos de Gdansk han empezado a sentir la Euro fever y aprecian los cambios, tras largos meses de quejas". Agata Witoslawska recuerda los malos tiempos vividos por los polacos, y asegura que "los ingresos por grandes eventos deportivos suelen ser inferiores a las expectativas, pero, ya que somos tan románticos, organizar la Eurocopa es enseñar al mundo que merecemos estar en este ámbito de países modernos, hospitalarios y orgullosos de que nos visiten". En la oficina de Turismo de Madrid perciben "con satisfacción" interés por, además de los partidos, conocer el país. Ella y Mariusz Lewy coinciden: "Tras haber tenido que construirnos de cero, ahora nos van a mirar con otros ojos".

bakero en la memoria Más al Sur de Polonia se sitúa Poznan, uno de sus núcleos más antiguos y ricos, con un 20% de población estudiante y una gran hinchada. Allí es fácil disfrutar de sus preciosos edificios del siglo XVII, cerca del río Warta, y de la noche, tomando perros rabiosos (con vodka) a buenos precios. Así coincidimos de nuevo con los periodistas irlandeses, quienes constataron que comparten colores con el Lech Poznan, así como su furor por la cerveza. En una vieja cervecería -con elaboración propia y exquisitos y copiosos ágapes polacos-, intercambiaron con los periodistas que partimos de Madrid sus opiniones sobre el deporte Rey.

El responsable del tinglado, Jan Mazurczak, explicaba a DNA cómo "España es un ejemplo perfecto de cómo hay que preparar un club de fútbol: no es sólo un juego, hay orgullo". Jan bromeaba con esa fina ironía que caracteriza a los polacos sobre el paso de José Mari Bakero por el Lech: "Es el culpable de que no ocupemos la primera posición en la Liga. Pero habría que cortar la cabeza al que lo fichó", aseveraba.

Pues sí, los poznanish consultados no tienen en buena estima a Bakero, mientras que Bartosz Bosacki, su antecesor como capitán del Lech, sí cuenta con buena imagen allí. Tanto que al día siguiente nos lo encontramos rodando un vídeo promocional de la Eurocopa en la preciosa plaza del Mercado, balón en ristre. La guía Paulina Ratkowska confirma estas percepciones. La víspera el Lech había ganado, en el estadio Miejski, y ella no se lo había perdido. "Aquí todo el mundo es aficionado, y aquí también hay campeonatos de Eurobasket. Los deportes encantan, y también solemos celebrar conferencias muy internacionales, por lo que estamos acostumbrados a que vengan personas de todas partes. La Eurocopa no es algo extraordinario para nosotros", subrayaba el organizador Mazurczak, recordando que Poznan tiene 600.000 habitantes, un 20% de ellos estudiantes.

Cazamos al vuelo al alcalde, Ryszard Grobelny, cerca del antiguo Ayuntamiento renacentista. A pesar de ir deprisa, atiende a las preguntas de DNA con amabilidad. "Estoy seguro de que la ciudad va a tener una atmósfera absolutamente fenomenal para todo el mundo. ¿Problemas? Bueno, hay cosas que resolver, pero no para quitarme el sueño", aseguraba al empezar la primavera, con aire de gentleman.

Y, a diferencia de otras culturas, los responsables de los establecimientos públicos se mostraban prudentes ante esta celebración. Por ejemplo, Krzysztof es un vendedor que tiene un puestito en los soportales donde se situaban los mercaderes medievales en Poznan. Nos muestra los escasos objetos de merchandising que vende -en Polonia no han penetrado con facilidad las bufandas, camisetas, gorras y jarritas-, y se queda pensativo ante la pregunta de cómo cree que redundará la Eurocopa en sus ventas: "Desde el corazón todos esperamos lo mejor, pero la lógica nos dice que no nos hagamos ilusiones". Esta visión era, de algún modo, compartida por Anna, gerente de una gospoda llena de manjares típicos, junto al Ayuntamiento: "Durante la Euro sólo habrá tres partidos, así que no esperamos que aumenten los clientes exageradamente. Sí en torno a los días de partido".

En cambio, el joven Marcin Kaminski, que el lunes estaba descansando de su victoria del domingo, tomando algo con unos amigos en el famoso Stary Browar de Poznan, no escatimaba en autoestima: "Mi país es el mejor y la Eurocopa es como una bandera. Estoy deseando que lleguen los aficionados".

El Stadion Miejski, el champiñón más grande del mundo, según los lugareños, alberga los vestuarios más grandes de Europa, informan en Polonia. Desde luego, los jacuzzis son tremendos...

michael y boxing Doscientos puentes sobre el río Odra parecen tejer una ciudad de cuento, la de Wroclaw, que compartirá capitalidad cultural con Donostia en 2016. Los encantos arquitectónicos conviven con unas calles con mucho ambiente, sobre todo estudiantil y de espectáculos, en una ciudad pujante en lo económico. Aquí inauguró George Michael, antes de su neumonía, el estadio blanco de la Eurocopa, y su responsable, Magdalena Malara, explica a DNA cómo pretenden que sea el "mejor estadio de Polonia, con el mayor número de eventos: partidos de fútbol internacionales y locales, y grandes conciertos". Así, además del provocador cantante de Careless whisper, se enfrentaron los boxeadores Vitali Klitscko (Ucrania) y Tomasz Adamek (Polonia), y actuó Markiyan Lubkiwski, entre otros.

Precisamente coincidimos en la visita al estadio con unos reporteros del The First automotive channel ucraniano. Vlad Voloshyn explica a cámara cómo la vecina Polonia ha acondicionado sus estadios, con el fondo verde que caracteriza a este campo de fútbol. En Ucrania han ido a rebufo de los polacos en la organización; no hay que olvidar que Polonia es un país más moderno, y que fue el primero de los del arco soviético en rebelarse y ser ejemplo para República Checa, Hungría y Bulgaria. De hecho, DNA ha hecho varias intentonas para recabar información de los organizadores ucranianos, infructuosamente. Polonia ha cuidado todos los detalles. Por ejemplo, en Wroclaw la Asociación de Minusválidos de la ciudad ha dado el visto bueno a los ascensores panorámicos. En su restaurante, hasta celebran bodas, y cuenta con una entrada con un hall VIP muy futurista. Las gradas son más empinadas, para una mejor visibilidad. Las autopistas han mejorado notablemente, hasta la frontera cercana (con la República Checa). "Es difícil hacer estimaciones, pero es la primera vez que hay tantos estadios en Polonia. Debemos aprender de esta experiencia, cómo gobernar un estadio, y sacarle partido con eventos", prevé Malara. El mayor estadio, el de Varsovia (55.000 localidades), se sitúa en una ciudad que estuvo literalmente devastada en 1945. Hoy luce con un gran encanto, sobre todo en la Ruta Real, y el fútbol también tiene un importante arraigo en la actual capital, con el club más antiguo, el Polonia Warszawa, fundado en 1911. Ha arrancado la euroemoción.