vitoria. Con Italia víctima de nuevo de toda clase de críticas y problemas, perseguidos varios de sus jugadores por la sombra de la sospecha de los supuestos amaños en la Serie A, el grupo C abre sus puertas en el PGE Arena de Gdansk con el enfrentamiento directo entre las dos últimas campeonas del mundo -Italia triunfó en 2006 y España lo hizo en 2010-. Así, será a partir de las 18.00 horas (Telecinco) cuando la selección española, abrazada al fútbol de salón y haciendo de la paciencia para amenazar la portería rival su mejor arma, inicie su andadura hacia la trilogía de títulos consecutivos con la única duda de quién ocupará el puesto de delantero centro. Álvaro Negredo y Fernando Torres defienden las dos candidaturas para dicha posición, aunque todo hace indicar que será el jugador del Chelsea el que acabe ganando la partida al de Vallecas para completar un once que volverá a estar capitaneado por Iker Casillas desde la portería.

Por delante, la línea de cuatro hombres formada por Arbeloa y Jordi Alba en los laterales; y Sergio Ramos y Piqué en el centro de la zaga, actuará como escudo de un centro del campo en el que Vicente del Bosque entregará el mando al doble pivote formado por Busquets y Xabi Alonso. Dos hombres capaces de robar y distribuir que se alinearán por detrás del trío de pequeños artistas formado por Iniesta, Xavi y Silva, los encargados de hacer saltar la banca y conectar con el elegido por Del Bosque para el puesto de nueve. En frente, para desactivar el caudal futbolístico español, reducirlo a la mínima expresión y alejarle del preciosismo, el combinado azurri amenaza con abandonar su habitual 4-4-2 desde que Prandelli cogió las riendas del equipo para atrincherarse en torno al rocoso 5-3-2.

Una disposición táctica de la que se caerá por lesión el central Andrea Barzagli y en la que, probablemente, De Rossi retrasará su posición habitual para completar la parcela central de la defensa junto a Chiellini y Bonucci. En los laterales, Maggio y Balzaretti tendrán mayor libertad que en anteriores citas para correr la banda y sumarse a un ataque que volverá a estar bautizado por los continuos contragolpes. Pirlo, el cerebro italiano, Marchisio y Motta, más destructor que De Rossi, confirmarán la teoría más conservadora de Prandelli, que apostará por Cassano y Balotelli en ataque. "El pesimismo viaja con nosotros, pero queremos darle la vuelta", señaló el seleccionador italiano en la rueda de prensa previa al encuentro de esta tarde, antes de añadir que "España es el equipo a batir por la continuidad en el buen juego que ha tenido en los últimos años. Su juego, su filosofía, está establecida, más allá de los rivales".

fiabilidad ante la adversidad Sin embargo, a pesar de la continua controversia que acostumbra a rodear a la selección italiana, es en los peores momentos cuando el combinado azurri se crece. Presos de la polémica lograron imponerse en el Mundial de España en 1982 y el de Alemania en 2006 con su país envuelto en escándalos deportivos. De su lado está también, de cara al crucial envite de esta tarde en Gdansk, el historial de enfrentamientos entre ambas selecciones. Y es que, del total de 29 partidos en los que se han visto las caras, han ganado diez, empatado once y perdido ocho, con 38 goles a favor y 29 en contra.

Una estadística que pasará a un segundo plano cuando los jugadores de ambas escuadras tomen la palabra sobre el césped. Será entonces, a eso de las 18.00 horas, con todas las miradas y los focos enfocando al verde, cuando dos ideas futbolísticas bien diferenciadas entren en colisión. Italia buscará el cuerpo a cuerpo. España, con Javi Martínez y Fernando Llorente en la recámara, alejarse de ese tipo de partido y evitar las pérdidas en la transición defensa-ataque para no dar opciones de contragolpes a los italianos, que medirán la realidad de una selección española abrazada desde 2008 al estado del bienestar.