Centenares de personas dieron ayer su último adiós a Manolo Preciado, fallecido el miércoles por la noche en Valencia, al que muchos definieron como "un grande del fútbol" por su carismática forma de ser y del que todos destacan su calidad humana por encima de sus logros deportivos. Desde primeras horas de la mañana el desfile de familiares, amigos, futbolistas y representantes de los clubes por los que pasó fue incesante en la capilla ardiente instalada en el Tanatorio de El Alisal.