Vitoria. Cuando al filo de las nueve o diez de la mañana aficionados, futbolistas, deportistas y otras autoridades fueron conociendo la pérdida de Manolo Preciado, la conmoción se dejó notar sobre todo en las redes sociales y en los comunicados a título individual y colectivo. Mourinho, Caparrós, Muniain, Pedro, Casillas, Villa, Miguel Ángel Revilla... Infinidad fueron los mensajes trasladados de aplauso eterno hacia su figura y de sentimiento hacia su familia. Pero sobre todo fue la hinchada del Sporting la más consternada, propiciando un multitudinario tributo por la tarde en torno a la puerta cero de El Molinón. En el improvisado mausoleo que a lo largo del día se fue llenando con banderas, bufandas, flores y notas de agradecimiento y dolor, se unió una intensa emoción. Una sobresalía: la de Enrique Castro Quini, delegado del club.

Las lágrimas brotaron evocando a una persona que dejó huella también en el Levante y que esperaba hacerlo en El Madrigal. El cuerpo del técnico será incinerado hoy mismo en el cementerio de Ciriego, de Santander, sobre las 13.30 horas y el funeral se celebrará a las 16.30 horas, en la iglesia de los Padres Franciscanos de la capital cántabra.