BARCELONA Huertas (3), Eidson (6), Mickeal (17), Lorbek (18), Vázquez (3) -cinco inicial- Sada (2), Navarro (21), Wallace, Ingles (2) y Ndong (9).

REAL MADRID Llull (11), Singler (11), Suárez (1), Velickovic (5), Tomic (16) -cinco inicial- Pocius, Reyes (4), Mirotic (7), Rodríguez (7), Begic y Carroll (18).

Parciales 15-20, 22-23, 17-23 y 27-14.

Árbitros Martín Bertrán, Redondo y García González. Sin eliminados.

Pabellón Palau Blaugrana. 6377 esp.

No estaba jugando bien. El partido se acababa y Marcelinho Huertas no había conseguido números ni tampoco imponer el ritmo adecuado para pensar en imponerse a un Real Madrid imperial en los primeros tres cuartos del partido. El Barcelona recortaba y recortaba pero lo hacía a impulsos, los que le proporcionaban Navarro y Mickael a base de los triples del primero y del ya conocido carácter irreductible del norteamericano.

El Real Madrid se sentía ganador a pesar de que había ido dejando escapar la sorprendente renta de 17 puntos (43-60) que iluminaba el marcador antes del último tramo. Fue entonces cuando el Barça se decidió a apretar los dientes en defensa y fiar su suerte ofensiva a sus hombres más calientes. Pero no era suficiente. En la última jugada, Marcelinho se inventó un triple imposible en carrera, y muy lejos, que puso por fin por delante a su equipo. Su primera canasta de la final, la definitiva para ganar.