Vitoria. La patata caliente ha caído en las manos de Pablo Laso tras el contundente golpe sobre la mesa que dio el Caja Laboral este jueves en la disputa del primer partido de las semifinales de la ACB. El técnico vitoriano, que había logrado hasta ahora vencer las reticencias y esquivar la siempre inclemente presión mediática que padece el inquilino del banquillo del Madrid, no tiene más salida que conducir a sus pupilos a la victoria en el segundo episodio de la eliminatoria, que se disputa esta tarde en el Palacio de los Deportes. A los blancos sólo les vale ganar. Toda la presión descansa ahora sobre los hombros de los componentes de un equipo que partía como claro aspirante al título y que, sin embargo, perdió la ventaja de campo a las primeras de cambio gracias al excelente encuentro firmado por el plantel baskonista.
Ivanovic, que debe afrontar este segundo episodio con la baja de Andrés Nocioni, sabe manejar estas situaciones de necesidad. El técnico montenegrino tenía muy claro que el partido más importante de la eliminatoria era el primero. Y lo bordó. Su exquisito planteamiento, ejecutado con maestría por una plantilla que ha llegado a este punto de la temporada en óptimo estado, anuló las virtudes del eléctrico Madrid para retratar sus carencias.
Como hace dos años, en la ya célebre final ante el Barcelona, el cuadro azulgrana debe intentar que ese primer golpe, inesperado para muchos, resulte letal. Una victoria visitante esta noche, aun con todos los matices, abriría de par en par las puertas de la final a un Baskonia que podría rematar definitivamente su pase en el Buesa Arena. Tendría dos balas para hacerlo.
De nuevo el ritmo marcará el devenir del encuentro. Ivanovic ha gestionado con sabiduría a Prigioni. El argentino, que le tenía ganas a su exequipo, firmó otra actuación sobresaliente -una más- el jueves. Estableció la velocidad a la que debía jugarse, la que más le convenía al cuadro gasteiztarra, y retrató a los dos bases merengues. Ni Llull ni Sergio Rodríguez brillan a pocas revoluciones. Más bien al contrario, sus limitaciones salen a relucir cuando no encuentran la cancha abierta. Y ahí volverá a estar la lucha: en el pulso por establecer las revoluciones con las que se escribe la historia de este segundo partido.
El equipo azulgrana, que hoy volverá a jugar de verde en honor a la condición de Green Capital de Vitoria, sigue creciendo conforme avanza el calendario. Desde la perspectiva del colectivo y la de sus piezas. Casi todos los soldados han dado un paso al frente y hay pocos que no estén en disposición de ejercer como héroes en una u otra velada.
La actitud exhibida por el equipo baskonista en el primer partido, traducida en un destajista sacrificio defensivo y un espíritu granítico para pelear por el rebote, supuso la diferencia que a la postre significó una primera victoria vital. Quedaron detalles por limar, que Ivanovic denunció en su rueda de prensa posterior, pero sin duda fue el mejor partido de la temporada. Hoy, en un duelo en el que el Madrid parte con mucha presión, habrá que rondar ese nivel para establecer el 2-0.