El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que descartó suspender el partido, pidió que no se mezcle "la política con el deporte" y garantizó a las aficiones de los dos equipos que pueden ir a Madrid con total tranquilidad porque "no va a pasar nada". Miguel Cardenal, secretario de Estado para el Deporte, dijo que la polémica "ha rebasado los límites de la sensatez" y apeló al "respeto histórico de los clubes y las aficiones" por la Copa del rey. En el Congreso casi todos los grupos se refirieron al tema, empezando por el presidente de la Cámara, Jesús Posada, que ve "muy doloroso" que se quiera utilizar un acontecimiento deportivo para "exacerbar sentimientos separatistas", pero precisó que "bajo ningún concepto" se puede plantear la suspensión del partido. Para Aitor Esteban, del PNV, Aguirre se ha metido "en camisa de once varas", y advirtió de que con declaraciones de este tipo "la pitada todavía puede ser mayor". Xabier Mikel Errekondo, portavoz de Amaiur, expresó su apoyo a la "oficialidad" de las selecciones deportivas y entiende que es legítimo reivindicarlo "sin caer en provocaciones", y por eso animó a las aficiones del Athletic y del Barça a que pidan "con sus senyeras e ikurriñas" el reconocimiento internacional de sus selecciones. El portavoz de ERC, Alfred Bosch, aseguró que a quien le apetecería silbar sería a Aguirre porque ha actuado como "una pirómana", una "hooligan" y una "ultrasur number 1", y ha preguntado al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, si va a actuar contra ella. En el extremo contrario, Rosa Díez, de UPyD, tiene claro que si lo que persiguen las aficiones es "abuchear" al príncipe, que no jueguen la final.