El Chelsea querrá evitar por todos los medios una final marcada por la lotería de los penaltis, debido al mal recuerdo que guardan de la pena máxima en 2008, debido a la final de Moscú ante el Manchester United, que se acabarían llevando los reds. Aquella noche el actual capitán, John Terry, resbaló al transformar la pena máxima decisiva, y los lanzamientos desde los once metros dieron el título al Manchester, por seis goles a cinco. Por su parte, los bávaros cuentan con más y mejor experiencia, como ya lo demostraron al eliminar al Real Madrid en las semifinales de esta edición.