barcelona. Rafa Nadal, número dos mundial, prolongó su reinado en Barcelona al alzarse con su séptimo Godó consecutivo, tras vencer una vez más a su compatriota David Ferrer, por 7-6 (1) y 7-5, en dos horas y cuarenta minutos. El tenista balear no pierde un partido en este torneo desde que Àlex Corretja lo eliminó en la segunda ronda de 2003, y ayer privó otra vez del título a Ferrer, al que ha ganado cuatro finales del abierto barcelonés en los últimos cinco años.

Y eso que esta vez, el alicantino, sexto jugador mundial, jugó con la convicción necesaria para poner en apuros a Nadal. Ganó su saque y rompió el de su adversario nada más empezar, y aunque el manacorense le devolvió la rotura en el siguiente juego, no dejó que abriera brecha en el marcador durante toda esta primera manga.

Ferrer llevaba al límite a Nadal, cargaba sobre su revés, le mantenía casi siempre por detrás de la línea de fondo, y aunque el balear era capaz de protagonizar puntos de mérito, estos eran casi siempre fruto de su enorme talento más que de la continuidad en su juego. Con 6-5 para el alicantino y Nadal al servicio, el partido se fue al duodécimo juego, que a la postre resultaría clave. Hasta ese momento, la igualdad había sido casi total en el intercambio de golpes, en el que Nadal se sentía algo más incómodo por lo inesperado del plan. En ese duodécimo juego, Ferrer dispondría de cinco bolas de ruptura, cinco bolas para llevarse el primer set. Pero entonces le entró miedo a ganar.

Nadal acabó conservando su servicio e igualando a seis. Y Ferrer, con la cabeza aún puesta en esas cinco oportunidades desperdiciadas prácticamente regaló a Nadal el desempate (7-1).

Aun así, plantó cara en el segundo set. Rafael Nadal había tenido que sudar durante más de hora y media. Y necesitaría otra hora larga para llevarse el segundo.El balear, como el tiburón que huele la sangre, se fue directo hacía su séptimo título en Barcelona.