Barcelona. francesc Tito Vilanova, el hombre tranquilo, la mano derecha de Guardiola y el estratega en la sombra del mejor Barça, tiene ante sí el reto de tomar las riendas de un equipo que prácticamente conoce de toda la vida, pues a muchas de las actuales estrellas azulgranas las entrenó cuando eran solo niños. Justo cuando la decisión de Guardiola de dejar el club azulgrana ha sacudido a todo el barcelonismo, el anuncio de que su actual asistente técnico será quien tome el relevo ha sido todo un bombazo. La decisión menos esperada, la más sorprendente, pero la más coherente para la continuidad del ciclo más triunfal de la entidad.

Tito Vilanova (Bellcaire, Girona, 1969), un tipo caracterizado por estar siempre alejado de los focos mediáticos, salta por tercera ocasión al epicentro de todas las miradas, aunque, por primera vez, lo hace de forma voluntaria.

La primera ocasión fue el pasado agosto, cuando durante la disputa de la Supercopa de España el técnico del Real Madrid decidió dirigir su dedo directamente al ojo de Vilanova, durante una trifulca en el césped del Camp Nou.

"¿Pito? ¿Pito Vilanova? No conozco a ningún Pito", espetó con sarcasmo Jose Mourinho en rueda de prensa, minutos después de haberle agredido. Y es que en efecto, si algo ha caracterizado a Vilanova es la discreción, siempre en segundo plano, pese a que Guardiola lo ha considerado clave en muchas de sus exitosas decisiones.

La relación entre ambos se remonta a 1984, en el corazón sentimental del barcelonismo, La Masia. Mamaron ambos de una filosofía que han trasladado hasta su actual etapa en el Barça, basada en el respeto por el balón por encima de todas las cosas.

Entre las paredes de aquella antigua La Masia, Tito y Pep, dos años mayor el primero, cuajaron una amistad forjada en la llamada pandilla de los glotones, dada su predilección por los manjares copiosos. En ese grupo había también otros dos componentes del actual cuerpo técnico, Jordi Roura y Aureli Altimira.

Sus caminos se unieron, aunque no sus destinos a corto plazo. Mientras la carrera de Pep se catapultaba hacia el Camp Nou, donde acabaría siendo uno de los líderes del Dream Team de Johan Cruyff, Vilanova no pasó del filial azulgrana.

En la temporada 1988-89 militó en el Barça B junto a entonces promesas como Ferrer, Carles Busquets y Amor. Pero, a diferencia de ellos, al año siguiente abandonó el club fichando por el Figueres, escuadra de segunda división catalana en la que estuvo hasta 1992, cuando fue contratado por el Celta de Vigo.

Vistió los colores del Badajoz, el Mallorca, el Lleida, todos de Segunda División, así como del Elche y el Gramanet, de Segunda B, equipo donde se retiró en 2002.

Pero su mejor destino estaba aún por llegar. Aparcó las botas y agarró la pizarra. Su primer equipo fue el Cadete B del Barcelona, conjunto donde tuvo a sus órdenes a jóvenes promesas como Gerard Piqué, Cesc Fàbregas y Lionel Messi. Un equipo invencible ya entonces, que fue todo un trampolín en su carrera como técnico.

Pasó a entrenar al Palafrugell, después al Figueres, Terrasa y finalmente, en 2007, el Barça B, flanqueando a Guardiola, hasta que al año siguiente ambos tomaron las riendas del primer equipo.

Ahí llegaron dos Copas de Europa, tres Ligas, una Copa del Rey, tres Supercopas de España, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de Clubes. Pero también el momento más complicado de su vida, cuando el pasado noviembre fue intervenido de la glándula parótida. Todo un golpe para un vestuario ya tocado por el cáncer de Abidal.

Precisamente, su estado físico y la recuperación de su enfermedad se barajaban como una de los posibles causas de la no continuidad de Pep en el banquillo. Pero en el adiós del técnico, el presidente Sandro Rosell sorprendió al anunciar que Tito será su sustituto.

Vilanova, aquel al que como jugador apodaban El Marqués, tiene a sus 42 años el reto de prolongar el ciclo victorioso de un Barça tocado por el adiós de su líder espiritual y un final de temporada irregular. Lo hará con algunos de los que fueron sus discípulos en sus primeros pasos como técnico. La columna del que será el Barça del mañana. El Barça de Tito Vilanova.