madrid. Cada vez que un equipo necesita alcanzar una proeza, suele colocar toda su fe y esperanza en la máxima estrella, ese tipo de jugador del que se espera todo y al que no se le perdona el más mínimo fallo. Pero los astros también pueden quedarse sin luz, apagados por la enorme responsabilidad que pesa sobre sus hombros, ya sean biónicos como Ronaldo o electrizantes como Messi.

Cristiano, en el lanzamiento de penaltis tras la prórroga, y Messi, durante el partido, fallaron en el momento clave y el Real Madrid y el Barcelona aparcaron la que hubiera sido la segunda final española de la Liga de Campeones, tras la de 1999-2000 que los blancos ganaron al Valencia en París (3-0).

Tanto los equipos como los aficionados y la prensa depositaron en Cristiano y Messi la resolución de la eliminatoria ante el Bayern Múnich y el Chelsea. No había más que leer los titulares para comprender el grado de responsabilidad en ambos. "Tú no falles", decía la portada del Marca dirigiéndose a Cristiano para que no repitiera el error de Messi en el penalti del Chelsea.

Cristiano respondió al reto y firmó dos goles, el primero de penalti. Robben acortó. Ya no marcó nadie más. Tras la prórroga, llegaron los penaltis. A Ronaldo le tocó lanzar el primero del Madrid después de que Alaba batiera a Casillas. Neuer se lo paró. Fallaron Kaká y Ramos, Casillas detuvo dos y Schweinsteiger borró el sueño del Madrid.

la grandeza del fútbol Nadie podía imaginar un fallo de Cristiano, sobre todo porque esta temporada había anotado todos sus lanzamientos de pena máxima. La confianza del Barcelona y Madrid en la capacidad anotadora de sus estrellas venía avalada por la mayor pugna que se haya registrado en una Liga nacional: a falta de cuatro jornadas, Cristiano suma 42 goles y Messi 41. Pero ilustraron la grandeza del fútbol, la que puede convertir en unos segundos a una estrella en un jugador que falla como cualquier otro.

La historia recuerda a estos astros que dejaron sin ilusiones a sus aficiones. Roberto Baggio lideró con sus goles a Italia a la final del Mundial de 1994, pero falló su lanzamiento y Brasil se coronó campeón. Beckham se ganó la ira de la afición después de tirar a las gradas el primer penalti de los cuartos de la Euro de 2004.

Cuatro años antes, le tocó a Raúl, entonces el máximo goleador de la historia de la selección, por fallar un penalti en cuartos de la Eurocopa contra Francia. El seleccionador, Camacho, grabó una frase que sirve de recuerdo: "Raúl falló, pero él fue quien asumió la responsabilidad y sólo lo falla quien se atreve a tirarlo". Una osadía que asumen las estrellas.

Ronaldo, junto a José Mourinho, durante un partido de Liga. Foto: efe