REAL MADRID Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di María, Özil (Granero, m.111), Cristiano Ronaldo; y Benzema (Benzema, m.106).
BAYERN MÚNICH Neuer; Lahm, Boateng, Badstuber, Alaba; Luiz Gustavo, Schweinsteiger; Robben, Kroos, Ribery (Müller, m.95); y Mario Gómez..
Goles 1-0, m.6: Cristiano Ronaldo de penalti. 2-0, m.14: Cristiano Ronaldo. 2-1, m.27: Robben de penalti.
Árbitro Viktor Kassai (HUN). Amonestó a Pepe (26), Arbeloa (59) y Granero (115) por el Real Madrid; y a Alaba (5), Robben (89), Luiz Gustavo (101) y Badstuber (105) por el Bayern.
Estadio Partido de vuelta de semifinales de Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, ante la presencia de 82.000 espectadores.
MADRID. El Bayern de Múnich se llevó en la tanda de penaltis el sueño de la décima Copa de Europa del madridismo, tras un duelo épico convertido en clásico europeo en el que el conjunto alemán demostró porque es la bestia negra de un Real Madrid, que tras ganar 2-1 con doblete de Cristiano Ronaldo, acabó llorando por el fallo en los penaltis del portugués, Kaká y Ramos.
El Bayern Múnich y el Chelsea, que superó el martes al Barcelona, disputarán la sexta final germano inglesa en la Liga de Campeones (antigua Copa de Europa), aunque ninguna de las anteriores tuvo a estos equipos como protagonistas.
El duelo en el Alianz Arena de Múnich será el primero entre el Chelsea y el Bayern por el máximo título continental de clubes.
Era la primera vez en la historia del estadio Santiago Bernabéu que un partido de la Champions acababa en tanda de penaltis. El madridismo agarrado a la figura de su santo, San Casillas, y desolado cuando las dos paradas de su capitán, que igualaban la tanda, acabaron en nada con el disparo a las nubes de Sergio Ramos.
El Bernabéu se transformó en ese estadio de las noches mágicas europeas en uno de esos partidos que marcan la carrera de un futbolista. La imagen de un referente, Juanito, en un fondo. La casta. El ejemplo a seguir en una semifinal con sabor a final. En un duelo rebosante de fútbol en el que el Bayern cumplió su sueño: jugar la final en su estadio, el Allianz Arena.
Degustando la euforia de asestar un golpe definitivo a la Liga en el Camp Nou, saltó el Real Madrid al campo. Empujado por un ambiente que invitaba al miedo escénico. Su salida en tromba se encontraba con una primera ocasión de Khedira, tras internada de Di María que detuvo un nervioso Neuer.
Mientras Arbeloa dejaba su tarjeta de visita a Ribery, consciente de que gran parte de la eliminatoria estaría en su marcaje y el de Marcelo, la única novedad de Mourinho, sobre Arjen Robben. La dureza inicial fue compartida. El Bayern intentaba frenar la avalancha con faltas tácticas. Lo que menos esperaba ocurrió. Un disparo de Di María lo rechazó Alaba con la mano desde el suelo. Penalti.
PERSONALIDAD Era el momento de Cristiano Ronaldo. Siempre confiado en sus cualidades y con la moral por las nubes tras ganar el pulso a Leo Messi. Después de ver la cara más desdibujada en la eliminación europea del Barcelona, quería la final de Múnich y acercarse al Balón de Oro. Engañó a Neuer con el cuerpo. Gol. El premio en la mano en un abrir y cerrar de ojos. Seis minutos y la grada explotaba coreando el nombre del futbolista que guía el rumbo a la Décima. Pero al Bayern le sobró personalidad. Supo levantarse. Tiene un equipo compacto que se convierte en altamente peligroso cuando el fútbol pasa por sus extremos y cuando Mario Gómez entra en contacto con el balón. Él solo fijó a Pepe y Sergio Ramos. Inquietó en todos sus movimientos. El Bayern puede ser el primer equipo de la historia que gana la Liga de Campeones en su estadio. El Chelsea le espera. El fútbol español, gran favorito, se quedó en la nada.