Valkenburg. El italiano Enrico Gasparotto (Astana) atrapó al español Óscar Freire a 20 metros de la meta y se adjudicó la 47 Amstel Gold Race, la clásica que inauguraba ayer el tríptico de las Ardenas, con 256,5 kilómetros y 31 subidas entre Maastricht y Valkenburg. Consciente de la dificultad de vencer en las duras rampas del Cauberg, Freire había saltado del grupo de favoritos a 7 kilómetros del final con el viento de cara y abrió un hueco de 12 segundos, pero el muro del Cauberg le dejó sin piernas y Gasparotto llegó a tiempo de arrebatarle el triunfo. El italiano batió en la meta al belga Jelle Vanendert y al eslovaco Peter Sagan.
La carrera servía de ensayo para el Mundial, que se disputará en esta zona de Holanda. El tríptico continuará el miércoles con la Flecha Valona y concluirá cuatro días después con la Lieja-Bastoña-Lieja. En ausencia del belga Tom Boonen, que después de arrasar en las primeras clásicas de primavera se ha tomado un descanso, y del suizo Fabian Cancellara, que se fracturó la clavícula en el Tour de Flandes, la carrera se presentaba abierta, ya que Philippe Gilbert, ganador de las dos últimas ediciones, parece lejos de la espléndida forma de hace un año.
Las apuestas apuntaban a cuatro españoles: Alejandro Valverde, Óscar Freire, Samuel Sánchez y Joaquim Rodríguez, pero también estaban el australiano Cadel Evans, campeón mundial, y dos antiguos vencedores de la prueba, el italiano Damiano Cunego (2008) y el luxemburgués Frank Schleck (2006).
Transcurridos 50 kilómetros atacó un grupo de nueve corredores, entre los que se encontraba el Euskaltel Pello Bilbao. Los aventureros llegaron a tener más de doce minutos sobre el pelotón pero la diferencia empezó a disminuir cuando, primero el Katusha de Purito, y luego el BMC de Evans y el RadioShack empezaron a tirar del paquete.
Samuel Sánchez flaqueó en el Kruisberg, la primera de las cinco últimas cotas, cuando el BMC tomó el mando en el grupo para conducir a Gilbert. Bardet y Howes, con casi 200 kilómetros de escapada en las piernas, coronaron el penúltimo muro, el Kautenberg, con el grupo de favoritos ya a diez segundos. La carrera se iba a decidir en los diez últimos kilómetros.
El ataque de Freire puso en guardia a los favoritos, pero el triple campeón mundial, mirando atrás desesperadamente, tuvo que resignarse a ver cómo le adelantaban tres corredores en los últimos metros.