Vigo. El Deportivo de La Coruña ha dado un paso de gigante para regresar a Primera División la próxima temporada tras ganar el derbi gallego frente a un Celta que ha hizo lo más difícil, remontar un cero a dos, pero que en el tiempo de descuento vio cómo su eterno rival explotaba una jugada de estrategia para llevarse los tres puntos. Presionado por el triunfo del sábado del Real Valladolid frente al Huesca, el Celta necesitaba ganar el clásico gallego para no perder la segunda plaza de ascenso directo que provisionalmente le había robado el conjunto pucelano. Pero al igual que sucedió en el partido de la primera vuelta disputado en Riazor, el tempranero gol de Riki, a los dos minutos y después de un grave desajuste defensivo de la zaga local, obligó a los celestes a remar contracorriente desde muy pronto.

Las urgencias del Celta aumentaron. El recuerdo del choque de A Coruña estaba presente en la cabeza de sus jugadores, conscientes de la fortaleza defensiva de su rival y de su alta eficacia en punta. No erraron. El partido fue un calco al disputado en A Coruña. Dominio absoluto celeste; pegada de los coruñeses.

Aun así reaccionó el equipo celtiña, que tiró de orgullo para remontar y logró insuflar la esperanza en su eufórica hinchada. Arriesgó descuidando su defensa, y el Dépor, un equipo que no necesita mucho para marcar, encarriló el derbi con un tanto del franco-tunecino Lassad, autor del gol que le dio los tres puntos a su equipo en la ida.

El partido parecía sentenciado, pero Quique de Lucas le dio vida a los suyos con un golazo. A falta de ocho minutos para el final, David Catalá, que acababa de entrar en el terreno de juego, desató la locura en Balaídos al aprovecharse de un rechace de Aranzubia. Los dos equipos, completamente fundidos, daban por bueno el empate, pero en el tiempo de descuento los de Oltra sacaron a relucir su poderío en el juego aéreo, con el cabezaco de Borja que supuso el (2-3) definitivo.