La expansión urbanística y, en consecuencia, demográfica de la ciudad tiene evidentes efectos en ámbitos varios de la cotidianidad. Cuanta más gente, más servicios son requeridos y el deporte -de nuevo, evidentemente- no es una excepción. Es más, puede convertirse en un espejo que refleje estas alteraciones de manera fidedigna. El fútbol, como deporte rey -con permiso del de la canasta, debido a su seguimiento por estos parajes-, constituye el paradigma de esta sentencia. Pero vayamos de la teoría a la práctica, de lo general a lo concreto.

Desde septiembre del pasado año, el distrito de Zabalgana, que ya contaba con un club de fútbol, observa con atención las evoluciones del CDF Zabal Kirol Taldea. Bueno, realmente habría que matizar esta afirmación ya que el club con sede en el joven barrio gasteiztarra no reside ni entrena ni juega allí. Es más, ni siquiera cuenta con jugador alguno del barrio. La respuesta se encuentra en la falta de campo alguno, pese a la demanda existente, donde llevar a cabo estas actividades. "Hay proyectado un campo para 2013, donde está el reciclaje de basuras. Hay una parcela allí donde iría el centro cívico; pues al lado. Digamos entre Mariturri y Aldaia, aunque a todo lo llamen Zabalgana", explica Luis Rodríguez, presidente de la imberbe entidad.

Pese a esta contradicción, Rodríguez entiende que de esta manera deben de ser los primeros pasos de un club nacido de la gente. De la gente que exigía las infraestructuras necesarias para practicar deporte, fuera la que fuera su procedencia: Zabalgana, Ariznabarra, Casco Viejo, Marruecos, Senegal... Efectivamente, el carácter cosmopolita de Zabal Kirol Taldea es uno de los rasgos definitorios de un club que cuenta no sólo con varios integrantes del extranjero sino también con miembros del cuerpo técnico como Marcio, un exfutbolista senegalés que jugó en el Nanclares y en el Sestao, quien, tras haber sufrido una lesión, decidió abandonar la práctica activa del balompié.

No obstante, en estos primeros compases "la gente era un poco reacia a apuntarse", explica Rodríguez. "Entiendo que pasara esto, todos somos así. Confiamos en el boca a boca, cuando la gente vea que es un club que va bien, que funciona, que hay seriedad, la cosa será distinta", apostilla. No se conocía el modus operandi del nuevo club y ante lo desconocido se desconfía. Así lo entiende, al menos, el presidente del Zabal Kirol Taldea, quien, ante la timidez inicial de los potenciales futbolistas del barrio, hubo de derivar a los pocos reclutados de Zabalgana a clubes del entorno: "Hubo algún chaval que quiso venir pero tuvimos que mandarlo a otros equipos". Habrá que ver cómo se desarrolla un curso próximo en el que se pretende contar con un "mayor número de categorías".

De esta manera, el club podrá crecer y dar cobertura a las necesidades de ocio, por lo deportivo, y sociales, por su indiscutible carácter integrador, que le atañen. De momento, 75 futbolistas y 4 directivos componen el humilde organigrama de esta entidad que aspira a crecer paso a paso, desde Zabalgana -a partir de 2013- hasta donde haga falta. Si la procedencia es universal, el destino no será problema alguno.