eL director deportivo alavesista (más rimbombante que lo de secretario técnico, al parecer en desuso), Dani Barroso, ha trabajado durante estas semanas sin competición en el fortalecimiento de la plantilla contratando jugadores que den ese plus de calidad a un equipo mal confeccionado desde el inicio. Entre las medidas tomadas por el cuerpo técnico para la necesaria mejoría del equipo destaca la contratación de dos nuevos componentes, pero no se descarta que arribe un tercero próximamente. Uno apareció como regalo de Olentzero y/o de Papá Noel y el otro como presente de los Reyes Magos. Siempre por estas fechas, tiempo de regalos, algunos clubes, cada vez menos pues la falta de liquidez sobre todo obliga a los equipos a ser más cautos a la hora de refichar jugadores, se esmeran en buscar lo imposible, es decir, aquello de bueno, bonito y barato. Lo triste es que siempre se encuentra esto último (no voy a caer en la tentación de recurrir al dicho), casi nunca lo primero y lo tercero? qué quieren que les diga, cada uno tiene sus gustos.

Los clubes salen al mercado en estas fechas por si encuentran alguna ganga, algo muy difícil, o por su mala planificación anterior, como le ha ocurrido al Alavés. De esta manera, el aludido técnico se fue de compras pero dejó la exprimida cartera en casa. Por esta razón ha fichado a un futbolista de gran calidad técnica pero sin equipo actualmente (un jugador talentoso y veterano que se iba a tomar un año sabático) y otro prometedor que, como joven que es, ha disputado escasos minutos esta temporada; ahora bien, si no les dan la oportunidad de jugar ¿cómo van a coger esa experiencia que luego se les demanda?

Ojalá salga bien esta apuesta; si bien el conjunto albiazul, en estos momentos, no está para experimentos ni para formar jugadores bisoños de otros equipos. También hay que admitir que, a veces, vuelves de las rebajas con productos innecesarios. De hecho, en esta primera cita el debut de Palazuelos no ha corregido las debilidades que ensombrecen el juego de los albiazules. Un jugador lento, parsimonioso, sin llegada y que no se mueve en un radio de 20 metros a la redonda. Un futbolista que está muy verde y no por inexperto; le falta mucho para llegar a lo considerado imprescindible, aunque tampoco esperaba mucho más en su estreno.

Otra novedad ayer fue ver a los locales vestidos de un color diferente al habitual. El Alavés vistió ante la Gimnástica una indumentaria confeccionada exclusivamente para el partido ante los cántabros. Como no podía ser de otra manera, la novedad consistía en la inclusión del color verde para conmemorar el nombramiento de la ciudad como capital verde europea 2012. Era extraño ver al equipo de verde y, sin embargo, al rival ataviado con tus colores. Por momentos, si estabas distraído, perfectamente lógico en el encuentro de ayer, el rival parecía el Alavés. Menos mal que el experimento del semáforo, en verde, terminó ayer; en la siguiente oportunidad nos disfrazaremos de rojo por si hace el efecto deseado en el rival.