EL Deportivo Alavés ha dado otro paso. Primero se apuntó unos excelentes resultados en los encuentros ante Palencia y Logroñés en los que demostraron una pegada demoledora, aunque la naturaleza de los mismos, en ambos encuentros el rival se quedó con diez jugadores y eso posibilitó las goleadas, permita diversas lecturas. En los dos últimos choques, o encuentro y medio para ser exactos, celebrados durante esta semana fuera de Mendizorroza, el equipo mereció mejor resultado, sobre todo por la cantidad de ocasiones creadas que no se concretaron aunque las sensaciones que dejaron en parte de los mismos fueron buenas. Y en la tarde de ayer sábado los albiazules lograron una victoria incuestionable y casi sin esfuerzo.
Porque el choque de ayer era muy importante para ambos contendientes. Los locales veían en él la oportunidad de asentarse de una vez por todas en la parte alta de la clasificación; los visitantes, sin embargo, querían seguir prolongando la racha de resultados positivos, comenzada dos jornadas antes, que les permitiera salir del hoyo en el que están inmersos durante toda la temporada. Porque, a pesar de conseguir en estas dos últimas jornadas más puntos que en todos los encuentros anteriores, aún no habían conseguido abandonar el farolillo rojo. Y cuando un equipo está el colista tanto tiempo y en la jornada 15 es por algo. Nadie está el último solo por mala suerte, tendrá sus motivos. Por tanto, el rival burgalés era el más adecuado a priori para conseguir los tres puntos que les significara subir puestos en la tabla.
Y la verdad es que la empresa fue más fácil de lo previsto y en esta ocasión contra once todo el encuentro. Como el Burgos no saque el carácter de su entrenador le auguro una temporada muy complicada. No obstante, el equipo de Tomé me sorprendió con un juego de toque, muy diferente al propuesto el curso pasado donde todo era juego directo, pero sin mordiente. El primer tiro a puerta ante un Rangel inédito hasta entonces se produjo en el minuto 66. Así es muy difícil ganar. Y es que al Alavés, sin hacer nada del otro mundo, solo le bastó con estar ordenados, aprovecharse de los errores del contrario, marcar dos goles en la primera parte con un tiro a puerta, tener el balón aunque no lo movieran con rapidez sino todo lo contrario, sin crear ocasiones de gol, se deshizo cómodamente de un equipo aquejado psicológicamente por su situación clasificatoria.
A un primer tiempo aburrido, sin intensidad, con un ritmo parsimonioso en sus acciones, le siguió un segundo donde a los seis minutos ya se había finiquitado el encuentro si no lo estaba ya. Después, dominado el juego por los burgaleses, y jugando al contragolpe, el equipo albiazul dispuso de alguna otra oportunidad para aumentar el marcador. Este triunfo del Deportivo Alavés ha de ser el de la consecución de objetivos, no solo el que le aúpa provisionalmente a los puestos de promoción sino que ya no sea apeado de él de aquí en adelante. El domingo en Salamanca, el siguiente: ganar dos encuentros consecutivos, una cuestión desconocida esta campaña.