El miércoles se volvió a demostrar que en el deporte hasta que el árbitro no pita puede pasar de todo. Y más en baloncesto. Cuando mejor lo tenía el Caja Laboral para llevarse un partido que no mereció ganar, es cuando el equipo de Katsikaris le dio un repaso táctico. Los dos últimos minutos me recordaron al baloncesto de categorías inferiores. Correr desde una buena defensa con finalización en bandeja. Esas situaciones pocas veces las vemos en profesionales, ya que los equipos no te permiten realizarlas. El baloncesto es más controlado, con muchas disposiciones tácticas para romper los sistemas del contrario; para no facilitarle canastas fáciles; para no dejarle correr. El partido que hizo el Bilbao fue de quitarse el sombrero. En todo momento tuvo bajo su dominio el tempo. Y eso que se quedó sin bases. Ver que aparecen nuevos sponsors en ACB es una gran noticia.Gescrap ha tenido un gran bautismo. El Bilbao se ha reforzado con jugadores experimentados. Tras jugar la final de la liga el año pasado, tenía una presión añadida. Por un lado volver a demostrar que es capaz de seguir jugando y ser competitivo con los grandes. Por otro, compatibilizar esa presión con la Euroliga, donde llegó con vitola de equipo favorito para meterse en el Top 16. En este inicio de temporada los resultados no le han acompañando y su juego esta siendo irregular. Hasta el miércoles no sabía lo que era ganar lejos del Bizkaia Arena. Ambos equipos llegaban al duelo con necesidad. Los bilbaínos para romper la mala racha y seguir teniendo opciones. Y los vitorianos para intentar sellar lo antes posible su pase tras la derrota en Nancy. El año pasado el tridente bilbaíno lo formaban Banic, Jackson y Mumbrú. El ala-pívot es un jugador que no nota en exceso el jugar en casa o fuera. Su rendimiento es muy estable y siempre hace sus números. A Jackson este año todavía no le hemos visto brillar. Cuando no es capaz de anotar o en su defecto generar para sus compañeros ventajas, su equipo lo nota en exceso. Y Mumbrú esta teniendo unos porcentajes de acierto muy bajos. Eso sí, sigue tirando igual meta o no, algo que hace daño a su equipo. En la Euroliga el equipo bilbaíno no había pasado del 26% en triples en sus tres derrotas. En Vitoria eso cambió. Se fueron hasta el 57% y en tiros de dos hasta el 61%, datos que ayudaron a cambiar la dinámica perdedora. Para el Baskonia, a nivel psicológico puede ser una derrota que haga daño. Fue desde el principio un partido de querer y no poder.