Vitoria. Mientras la afición vitoriana sigue asimilando las calabazas que concedió a la oferta que puso sobre su mesa el Caja Laboral, Tiago Splitter deshojó ayer finalmente la margarita de su futuro. El poste brasileño, hijo pródigo del baskonismo, ha aceptado una de las propuestas que han hecho llegar a sus agentes varios de los equipos más pudientes de la ACB. Sin embargo, cuando todo parecía hecho con el Unicaja, los acontecimientos han dado un giro inesperado y el jugador de los Spurs ha tomado la Autopista del Mediterráneo rumbo al Valencia Basket. El cuadro de Paco Olmos, que en un principio ya se mostró interesado en reclutarle si se prolongaba el lockout, ha echado el resto para cerrar su contratación.

El combinado taronja se ha aprovechado del desbarajuste que se ha producido en el Unicaja. El club malagueño había adquirido ventaja en las negociaciones, toda vez que Splitter había tomado la determinación de no volver a ponerse a las órdenes de Ivanovic, pero ayer su director deportivo, Manolo Rubia, y su presidente, Eduardo García, salieron a la palestra para asegurar que no ficharían al exbaskonista.

No se dará, por tanto, la extraña situación de que Splitter pudiera haber jugado su primer partido en la ACB con una camiseta extraña frente al equipo que lo fichó cuando apenas era un adolescente y del que salió convertido en una estrella con destino a la NBA. Descartadas las opciones de Caja Laboral y Unicaja, que el sábado 26 se miden en el Martín Carpena, el Valencia tuvo vía libre y la venia de sus agentes para cerrar su desembarco.

Una de las claves para que la operación haya visto la luz ha sido el hecho de que en el equipo técnico del cuadro levantino se encuentre Ibon Navarro, un entrenador que salió del Buesa Arena por diferencias con Ivanovic pero que guarda excelente relación con Splitter. Aunque al final sea de naranja y no de verde, la afición azulgrana debe prepararse para ver a uno de sus ídolos en el bando rival esta campaña.