La discusión de Jorge Lorenzo y su padre sobre la muerte de Simoncelli es la última muestra del creciente empeño de los deportistas y sus allegados por airear sus desencuentros en redes sociales, especialmente en Twitter. "Vergüenza" fue la respuesta de Lorenzo en su twitter ante los "comentarios fuera de tono" de su padre sobre Simoncelli: "Un piloto peligroso que no estaba haciendo el trabajo mental adecuado".
El mismo término de "vergüenza" utilizó en Wimbledon 2011 Andy Murray sobre los comentarios en Twitter de su madre sobre Feliciano López: "Oooooh, Deliciano, qué guapo estás, como siempre. Creo que voy a necesitar un valium", escribió Judy Murray, que también dijo en una entrevista: "Hace poco estuve en Roma y vi las estatuas de los dioses; creo que la de Feliciano se encontraba entre ellas". Murray aguantó hasta que el torneo le hizo jugar contra Feliciano. Preguntado sobre su madre, estalló: "La cosa ha ido demasiado lejos; ya es hora de que se deje de tonterías porque me dan ganas de vomitar. Todavía estoy avergonzado por decirle a Feli que mi madre piensa que está como un bombón. Tengo curiosidad por ver a quién apoya en el partido".
Kaká también ha sido víctima, quizás inocente, de los twitters de sus familiares. Su mujer, Carolina Celico, le puso en un apuro el año pasado al reenviar un comentario remitido por el jefe de prensa del jugador, Diogo Kotscho, contra el entonces técnico del Madrid, Pellegrini, que le había sustituido en un partido: "Un técnico cobarde siempre cambia a un jugador para intentar desviar el foco de su propia incompetencia". "Voy a cancelar el Twitter de mi mujer porque me crea muchos problemas", dijo, aunque en tono de broma, el implicado.
La madre de Kaká tampoco estuvo muy acertada cuando anunció: "La próxima temporada estaremos en Londres predicando la palabra de Dios". Ante las sospechas de que Kaká iría a la Premier, Simone Leite tuvo que precisar que acudiría a un acto concreto de la iglesia evangélica de la que son fieles.
Los padres de futbolistas que se sienten poco valorados en sus equipos son fuente habitual de quejas. El de Ozil manifestó en octubre a la prensa: "Mira cómo juega el Barça. Allí diez trabajan para Messi. En el Madrid, Mesut es también el 10, pero los demás no trabajan para él".
Hace un par de años, Pau Gasol aseguró en un comunicado que Enrique Rodríguez y Arturo Ortega, "amigos" y "representantes", gozaban de toda su "confianza personal y profesional". Reaccionaba así a unas declaraciones de su madre, María Luisa Sáez, en las que acusaba a ambos de aprovecharse de su hijo mayor: "No paran de pedirle dinero y cada vez más. Empezaron llevándose un 15% de sus derechos, luego subieron a un 18% y ahora quieren un 20%".
En vísperas del Mundial de 2010, Alfio Basile jr, hijo del exentrenador de la selección, denunció en Twitter que Maradona había "conspirado" para echar a su padre, haciendo "chantaje" a los jugadores. Coco Basile dijo después: "Mi hijo ya es grande, es bastante pelotudo y sabe lo que dice. Yo no opino".
A veces no hacen falta ni padres ni hijos. Diego Forlán y la modelo argentina Zaira Nara utilizaron en marzo la red social para anunciar su próxima boda. Sólo tres meses después, la novia empleó el mismo método para hacer oficial, con sorna, su ruptura: "Ahora lo que les puedo decir es menos mal que no me casé".