ZARAGOZA Roberto; Juárez, Da Silva, Mateos, Paredes; Meira; Barrera (Juan Carlos, min.63), Ponzio, Rúben Micael (Lafita, min.57), Luis García; y Hélder Postiga (Ortí, min.75).

VALENCIA Guaita; Bruno, Dealbert, Víctor Ruiz, Jordi Alba; Banega, Topal; Piatti (Jonás, min.61), Parejo (Mathieu, min.46), Feghouli; y Soldado (Adúriz, min.82).

Goles 0-1. min.82. Jordi Alba.

Árbitro Velasco Carballo (madrileño). Amonestó a Meira, Paredes,Mateos, Feghouli, Guaita y Víctor Ruiz.

Estadio La Romareda ante unos 18.000 espectadores.

ZARAGOZA. Un nuevo error defensivo del Real Zaragoza, el enésimo en esta liga, le regaló la victoria al Valencia en un partido impropio de dos equipos de Primera División y que acabó dejando tocado al equipo maño. El Valencia hurgó en la herida defensiva del Zaragoza, que venía de cometer graves errores en la anterior jornada contra el Osasuna, y no tuvo más que aprovechar un error del zaguero Efraín Juárez en el tramo final para hacerse con un partido que parecía caminar al empate sin goles por lo poco que habían ofrecido ambos conjuntos, pero especialmente el local.

Ambos contendientes llegaban a este enfrentamiento con una sola victoria en los últimos cinco encuentros, que el conjunto ché rompió con el triunfo y que le permite apuntar a lo más alto ya que se mete en puestos de Liga de Campeones. El fútbol brillaba por su ausencia y los primeros 45 minutos se convirieron en una abominación del juego ante el bostezo de los aficionados.

El conjunto de Unai Emery remató a poco de empezar por medio de Dani Parejo al lateral de la red y en el 17 le fue anulado un gol a Mehmet Topal por fuera de juego. Ese fue todo el bagaje ofensivo visitante frente a ningún remate entre los tres palos de los propietarios del terreno. Así era fácil comprender que continuara el resultado con el que comenzó el encuentro. El Real Zaragoza consiguió sacar al partido de su sopor en un par de ocasiones gracias a dos arranques, pero que apenas tuvieron continuidad y ni mucho menos se tradujeron en ocasiones de peligro.

Si los aficionados pensaban que la segunda mitad no podía ser peor que la primera se equivocaron. En muchos momentos pareció un partido de patio de colegio con el balón pasando de propiedad en un solo toque reiteradas veces. Lo que decidió la suerte del encuentro no fue un acierto sino un nuevo fallo defensivo del conjunto de Javier Aguirre, que después de unos partidos en los que parecía haber experimentado una progresión ha sufrido un retroceso en su juego.