A pesar de tener siempre buenos equipos, el Valencia muy pocas veces ha logrado ganar en Vitoria. Además, la derrota en la jornada anterior contra el Alicante hizo que la esperanza de sacar algo positivo en territorio baskonista se antojara muy difícil. Un inicio demoledor del Baskonia hacía prever un paseo para los hombres de Dusko. En cambio, al final del primer cuarto, a pesar de ir 9 puntos por delante, las sensaciones no eran buenas. Vi a un Valencia muy físico con jugadores interiores muy grandes. Pese a la pérdida de su buque insignia, Savanovic, ha sabido rehacerse. La exhibición que dio en la Plaza de Toros, sobre todo en tareas defensivas, forzando a los baskonistas a tiros imprecisos porque se agotaba la posesión, invita a tenerlo en cuenta. La gran mayoría de balones que quisieron doblar los exteriores a los interiores tras penetración se encontraron con segundas ayudas bien plantadas que imposibilitaron la llegada del balón. Y eso además provocó contraataques claros de los valencianos, que hicieron mucho daño a la moral. El Valencia tiene un conjunto con jugadores de un nivel parecido y por lo tanto las rotaciones son continuas y el rendimiento del equipo no baja. El disponer de 10-11 jugadores para hacer frente a los problemas que plantean los adversarios y utilizarlos por parte del cuerpo técnico hace que sean equipos complicados y te obligan a hacer las cosas muy bien para conseguir la victoria. Diez jugadores dispuso Paco Olmos y todos superaron la decena de minutos en cancha. Por el contrario, el Caja Laboral jugó prácticamente todo el encuentro con dos pívots. Eso hizo que en el último cuarto la concentración, la fuerza para ganar la posición, las faltas tontas por llegar tarde, el acierto en ataque, el cierre del rebote, o la defensa del juego interior baskonista no fuera el mejor. Los pocos minutos de Seraphin en cancha están haciendo daño a la rotación interior. No sé los motivos de esa disminución pero cuando Dusko toma este tipo de decisiones es difícil que cambie de opinión. A Dusko le da lo mismo que haya costado mucho su fichaje o poco. O que venga de la NBA o de la LEB Plata. Dependerá de la manera de ser del jugador para intentar ganarse de nuevo su confianza. Si no lo logra, sufrirá las iras del montenegrino, a pesar de la calidad que atesora. Como dice Pat Riley, "no puedes elegir el modo de perder, pero si puedes elegir cómo recuperarte para ganar el próximo partido". Ahora es momento de que todos los jugadores se pregunten qué pueden hacer por el equipo para que el rendimiento del mismo mejore.