Duración 42:56 minutos; 9:46 de juego real.

Saques 2 de Bengoetxea VI (tantos 11 y 12) y 6 de Martínez de Irujo (tantos 8, 10, 13, 14, 16 y 17).

Pelotazos 234.

Tantos en juego 7 de Bengoetxea VI y 8 de Martínez de Irujo.

Errores 8 de Bengoetxea VI y 8 de Martínez de Irujo, incluida 1 falta de saque (por pasarse de la distancia) y 1 pasa del cuatro y medio.

Marcador 0-3, 3-3, 6-3, 6-4, 7-4, 7-5, 12-5, 12-10, 13-10, 13-11, 16-11, 16-16, 16-17, 17-17 y 17-22.

Incidencias Buena entrada en el Astelena de Eibar. Ejercieron de botilleros Asier García (con su primo Oinatz Bengoetxea) y Patxi Eugui (con Martínez de Irujo).

VITORIA. Insiste una y otra vez Irujo en que no le gusta el Cuatro y Medio. Se trata de una distancia en la que se siente enjaulado, pero, aún así, ha ganado el torneo en dos ocasiones y, tras batir ayer a Oinatz Bengoetxea en Eibar, aspira a revalidar su corona por segundo año consecutivo, algo que hasta la fecha solo han conseguido Julián Retegui (en dos ocasiones) y Aimar Olaizola. Aunque no lo hizo especialmente bien, un par de errores de su rival y su saque (sobre todo en la recta final del choque) le permitieron remontar un partido que se le puso muy cuesta arriba. Salió a por todas el campeón. Entre eso y que a Bengoetxea VI le costó situarse, Irujo marcó distancias en el inicio (0-3). Pero la historia cambió por completo en cuanto se entonó el leitzarra. Arrimó la pelota a la pared, forzó los riñones del delantero de Ibero y empató para lanzarse a tumba abierta a por el partido (6-3 primero, 12-5 después). Irujo, desquiciado, trataba de variar el rumbo del partido, pero sin mucho acierto. El campeón estaba contra las cuerdas. Pero no muerto del todo. Consciente de la dificultad de sorprender a su rival, cambió la táctica. Le metió más ritmo al partido y asfixió a Bengoetxea VI. Apretó el electrónico hasta forzar la igualada a 16 y después ponerse por delante. Lo hizo con su disparo inicial (del 16-12 al 16-17 logró cuatro de sus seis tantos de saque). También merced a los errores de Oinatz. Y para terminar, con su temible gancho.