murcia. La guipuzcoana Edurne Pasaban, primera mujer en ascender los catorce ochomiles, aseguró ayer en rueda de prensa que su próximo objetivo será abrir una nueva ruta en una montaña que no tiene por qué ser un ochomil, que en estos momentos se encuentra explorando cuál será la cumbre, y que dejará para otra ocasión volver al Everest.

La tolosarra, que ha hollado en nueve años el Everest, Makalu, Cho Oyu, Lhotse, Gasherbrum II, Gasherbrum I, K2, Nanga Parbat, Broad Peak, Dhaulagiri, Manaslu, Kangchenjunga, Annapurna y Shisha Pangma, indicó que "esto no es jauja" y que desea poner los pies en la tierra, por lo que además se gana la vida dando conferencias de motivación y liderazgo en una escuela de negocios. Afirmó que resulta difícil vivir del alpinismo, y se remontó al año 2008 en que ascendió el Dhaulagiri: "Si conseguías 10.000 euros era un lujo", y de esa cantidad 6.000 eran para el permiso y el resto para el viaje, comiendo arroz todos los días.

Respecto a la polémica de las empresas comerciales que se dedican a este tipo de ascensos peligrosos, indicó que hoy en día es muy difícil o raro que se muera una persona que contrata sus servicios salvo que sufra un ataque al corazón, pero advirtió que han comenzado a operar compañías de bajo coste. Remarcó que en ocasiones las expediciones profesionales son más imprudentes que las comerciales porque escalan con menos medios, pero se sorprendió de que no exista un filtro en esas empresas que evite que suban a un ochomil personas sin conocimientos técnicos ni preparación.