Vitoria. ESte es un nuevo club sin historia". Así, con esta declaración de intenciones tan radical como la multinacional de bebidas energéticas que acababa de adquirirlo, se presentó en sociedad a través de su propia página web el Red Bull Salzburgo en abril de 2005. Nuevo dueño, nuevos dirigentes, nuevo cuerpo técnico y desdén absoluto por los 71 años anteriores en los que el SV Austria Salzburgo se había batido el cobre con más pena que gloria, con tres títulos de Liga y una final de la Copa de la UEFA, en 1994, como principales logros. El magnate local Dietrich Mateschitz se encontraba en pleno proceso de expansión de su brebaje y decidió que el fútbol podía ser un instrumento a su favor. En noviembre del año pasado había adquirido la escudería Jaguar de Fórmula 1 y posteriormente se sumarían a su universo Toro Rosso, los New York Metrostars de la Liga estadounidense de soccer, varios equipos en la Nascar... Pero Mateschitz tampoco convierte en oro todo lo que toca y mientras su equipo del Gran Circo ha arrasado estos dos últimos años de la mano de Sebastian Vettel, el Red Bull Salzburgo no termina de despegar. Bien es cierto que en estos seis años ha sumado tres títulos ligueros (2007, 2009 y 2010), pero sus participaciones en las competiciones continentales han pasado absolutamente desapercibidas, lo que les ha costado el puesto a técnicos del renombre de Giovanni Trapattoni, Lothar Matthaus, Co Adriaanse o Huub Stevens. Este jueves visita San Mamés ubicado en la segunda plaza de su grupo de la Europa League tras batir al Slovan Bratislava y caer contra el Paris Saint-Germain.
La llegada de Red Bull y Mateschitz como nuevos mecenas del club no fue bien recibida por toda la masa social del Salzburgo por su excesivo afán rupturista -la Federación Austriaca obligó al club a corregir su fecha de fundación, borrando 2005 y reinstaurando el anterior 1933-. La gota que colmó el vaso fue la decisión de los nuevos propietarios de cambiar los colores históricos del equipo, eliminando el violeta para adecuarlo a los estándares de Red Bull, rojo y blanco, lo que provocó que una gran parte de la masa social fundara un nuevo club, el SV Salzburgo, que empezó a competir en la Séptima División y ha escalado hasta la Tercera.
Pese a la inyección económica, el Red Bull Salzburgo no ha sido capaz de brillar con luz propia más allá de sus fronteras. Las cuatro ocasiones en las que se clasificó para la Liga de Campeones cayó eliminado en las rondas previas (en 2006 ante el Valencia, en 2007 ante el Shakhtar Donetsk, en 2009 ante el Maccabi Haifa y en 2010 ante el Happoel Tel Aviv). Su paso por la Europa League tampoco le ha ofrecido demasiadas alegrías, siendo su mayor momento de gloria la fase de grupos del curso 2009/10, cuando ganó los seis partidos ante rivales de la talla de Villarreal, Lazio y Levski Sofia. Posteriormente, cayó en treintaidosavos de final ante el Standard de Lieja.
Para este curso, en el que el Red Bull Salzburgo presenta una plantilla con 17 jugadores extranjeros, el objetivo volvía a ser brillar en competición internacional. De hecho, su nuevo técnico, Ricardo Moniz declaró después del sorteo que "el PSG no me impresiona; podemos acabar campeones de grupo". Por el momento, bravuconadas de este calibre no han encontrado respaldo en los resultados, pues el cuadro austriaco no pasa del segundo puesto en su grupo continental ni del tercero en su propia Liga, en la que persigue el Admira Wacker y al Austria Viena.