Vitoria. Un peldaño más. O uno menos. Según se mire. Lo objetivo es que Juanito Oiarzabal conquistó en la mañana de ayer la cumbre del Manaslu (8.156 metros) y, de esta manera, suma ya nada menos que 26 ascensiones a montañas de más de 8.000 metros de altura. Pero es que, además, este éxito supone que al alpinista vitoriano únicamente le restan ya cuatro cimas por repetir para completar su desafío 2x14x8.000 o, lo que es lo mismo, convertirse en el primer ser humano en pisar en dos ocasiones -como mínimo- el punto más alto de los catorce ochomiles del planeta. Esta escueta lista de asignaturas pendientes por el momento está integrada por Dhaulagiri (8.172), Nanga Parbat (8.127), Broad Peak (8.047) y Shisha Pangma (8.023).

En cualquier caso, la consecución del éxito estuvo acompañada de las habituales dosis de sufrimiento e incertidumbre que suelen estar presentes en las gestas himalayísticas de Oiarzabal. Porque Juanito tuvo que hacer frente a importantes problemas físicos en el siempre peligroso descenso. El esfuerzo de la ascensión y las adversas condiciones climatológicas -con un viento muy intenso y frío como inseparable compañero desde que partió hacia la cumbre a las dos de la madrugada- provocaron al montañero vitoriano la pérdida de la visión en el ojo derecho y problemas respiratorios.

De esta manera, tras alcanzar el punto más elevado de la montaña a las nueve de la mañana, el alavés comenzó un camino de regreso al campo base complicado en el que debió ser ayudado por algunos compañeros e incluso se vio obligado a recurrir durante un breve espacio al oxígeno artificial para poder alcanzar el campo III.

Una vez allí, tras reponer fuerzas y recuperarse mínimamente del esfuerzo, continuó con el descenso -en todo momento acompañado por un guía como consecuencia de sus problemas de visión- con el objetivo de llegar al campo II y ya hoy jueves alcanzar el base. Al cierre de esta edición, Juanito todavía no había llegado a su destino, aunque se confiaba en que no tuviera problemas para lograrlo.