vitoria. Aimar Olaizola volvió ayer a demostrar su mordiente, recuperada para la causa tras seis meses apartado de las canchas, en el Adarraga de Logroño, en la última prueba del verano. Destila colmillo el delantero de Goizueta con sus manos de fuego, a pesar enfrentarse con el bombardero Juan Martínez de Irujo, sin duda el mejor de la temporada estival, que se ha vuelto con la resurrección física y deportiva del de Ibero y Aimar en otro lugar común, muy a pesar de Pablo Berasaluze y Aritz Begino, quienes afanados en arrebatarles el protagonismo, haciendo gala de espíritu indomable, se colocaron bajo el foco, pero acabaron quemados en dos partidos de infausto material y peor resultado. En esos lugares comunes, en ese tránsito hacia la bipolarización de la mano, dado que Irujo y Olaizola parten de un escalón muy diferente del resto, aprovecharon los rescoldos, las brasas del calor de sus corazones, los dos jóvenes zagueros. Si bien Mikel Beroiz posee las cualidades y la confianza de un grande, aún necesita algo de tiempo para calibrarse -sí, es rocoso; sí, cubre mucha cancha y, además, es velocísimo; pero todavía necesita canas y patas de gallo-; mientras que Miguel Merino, quien amanecía en San Mateo de parche, de solución de última hora, se ha anudado la responsabilidad al cuello y demostró cualidades como zaguero de un perfil parecido al del huartearra: rapidez, solvencia y rocosidad; no pegan por pegar. De este modo, con el delantero de Goizueta y el de Ibero, enzarzados en su batalla particular en la cancha, el dominio de Beroiz restaña las diferencias en el marcador. Y es que si Aimar, poseedor de una gran defensa y un ataque bestial, tiene hambre y alguien que le sirva -Mikel golpeó la línea de flotación rival a base de cintura-, es letal. Lo demostró frente a Juan, incapaz de quitarle el suficiente aire a Miguel, que cayó preso, sin dar síntomas de rendición, de la táctica de Aimar y Beroiz. Sin apenas tiempo, cuando apretaban los colorados, con Irujo rematado por la increíble facilidad de Olaizola II de manejar un material pesado y tosco, los azules sufrían demasiado. Aimar tocaba las teclas necesarias para tumbar al rey y a su imberbe, en materia de ferias, compañero. Martínez de Irujo, sin duda, no se daba por muerto antes de tiempo y tuvo a tiro reventar las complicadas defensas rivales, sin embargo, lo que a los colorados no les costaba nada, a los azules les parecía una gesta tan enorme que derretía sus músculos, por lo que cualquier atisbo de reacción quedaba sentenciado, hasta un final tan anunciado como alargada es la sombra del rey del verano y su magnicidio de ayer. Irujo, a pesar de recibir ayer un severo correctivo en la última feria del verano en el Adarraga de Logroño frente a Aimar Olaizola y Mikel Beroiz, se ha convertido en el rey del verano. El manista de Ibero, recuperado de las maltrechas manos tras su paso por el interminable Parejas y un Manomanista que le fue esquivo, inició el curso estival cayendo ante Bengoetxea VI en el Cuatro y Medio navarro, pero después se ha impuesto en el Torneo de San Fermín, en el de Zarautz y en el Donostia Hiria, en todos ellos con diferentes zagueros -David Merino, Aritz Laskurain y Aitor Zubieta, respectivamente-.