alain laiseka

Michael Albasini (HTC)4h19:39

Eros Capecchi (Liquigas)m.t.

Daniel Moreno (Katusha)m.t.

GENERAL

Bradley Wiggins (Sky)51h14:59

Vincenzo Nibali (Liquigas)a 4''

Christopher Froome (Sky)a 7"

La etapa de hoy, 13ª: Astorga-La Ferrapona (173,2 kms.). Teledeporte (15.45 horas). Eurosport (16.30 horas).

En la salida gallega de Sárria, donde en un bar de la esquina de la plaza ponen en mesas de mármol un queso con membrillo que quita el hipo y alivia las penas de los peregrinos que caminan lentos y cansados hacia Santiago, Bradley Wiggins, el líder inglés de la Vuelta, demuestra ser tan pésimo pronosticador como buen ciclista. Se equivoca, claro. Aunque se sabe de memoria lo de la emboscada española al escocés Robert Millar en el 85 -los británicos no olvidan aquello y lo consideran uno de los mayores ultrajes de la historia de su ciclismo-, no se imagina la que le espera. Una tormenta de ataques, un espectáculo colosal por la ingobernable sierra de Ancares y su Angliru, el puerto de Ancares, tremenda subida y tremendo paisaje, donde, lástima, no acaba la etapa que tiene que bajar luego más de 60 kilómetros hasta Ponferrada. Si no, si se hubiese terminado allí, el cuento de la 13ª etapa hubiese sido otro del que acabó con la victoria de Michael Albasini, el más rápido del grupo donde figuraban Dani Moreno, que se coloca entre los diez primeros, y, sobre todo, Mikel Nieve, que recupera 1:33, se queda a 3:13 en la general, muy lejos aún, pero mete a Euskaltel-Euskadi en la pelea de la Vuelta después del naufragio de Antón.

"La pena es que no ha acabado en alto", exhala Nieve un suspiro cargado de nostalgia. Recuerda sin duda la etapa de Cotobello de 2010, la del ataque maravilloso que se gestó en el coche mientras bajaban entre la niebla de los Lagos de Covadonga el día después del batacazo de Igor Antón a los pies de Peña Cabarga. Empapados en sudor y agua, heladitos, fueron Nieve y Txurruka, dos chicos tranquilos, los que alentaron aquella revuelta.

"¿Te acuerdas de aquello?", le viene a decir Amets a Mikel, otra vez los dos, después de la crono de Salamanca, cuando el sueño de ganar la Vuelta y subir al podio es ya un papel arrugado. Y en la conversación que arranca así, con aquel recuerdo e idéntica situación de extravío, se va gestando otra conjura genial que se materializa cuando Nieve, especialista en etapas reinas y en cabalgadas maratonianas, arranca en el alto de Folgueiras de Aigas, a casi cien kilómetros de la meta.

Inicio de vértigo Para entonces, hay un grupo numerosísimo que corre más de dos minutos por delante. Moreno, Moncoutie, Sastre, López, Madrazo, Capecchi, Albasini? Para entonces, el pelotón camina trémulo como los agotados peregrinos. Hay rostros enrojecidos y bocas abiertas, que mastican el aire puro de Ancares. Hay, también, piernas que se tambalean por la paliza, porque la etapa va más deprisa de lo que pueden soportar sus músculos y sus pulmones. Y hay, sobre todo, tímpanos que echan humo porque de los pinganillos salen a propulsión las órdenes de los directores, que conducen inquietos mientras se revuelven en los asientos de sus coches.

La histeria la provocó el desmadre con el que amaneció la etapa. En el kilómetro 14, se adelantó un grupo de 30 corredores entre los que iban Wiggins y Nibali. La reacción atrás fue instantánea, pero no tan rápida como para evitar que el italiano, que corre más con la cabeza que con las piernas, se llevara seis segundos de bonificación que le dejan segundo en la general a 4 segundos. Más adelante, kilómetro 34, el terreno un martirio, arriba y abajo todo el rato, contraatacaron, aquí estamos nosotros, Purito y Mollema. El Astana de Kessiakoff echó abajo la revuelta. Hubo más escarceos y, finalmente, subiendo hacia Folgueiras de Aigas, la escapada numerosa de Dani Moreno.

Antón, Txurruka, Verdugo? Entre esa maraña de dorsales andaban los de Txurruka y Verdugo, dos que entregan su alma por los demás. Generosos. Ayer lo hicieron por Nieve, que arrancó del pelotón en Folgueiras cuando la distancia con el grupo era de más de dos minutos y llegó rapidísimo. ¿Cómo? Le arrastró Igor Antón, que también iba en la fuga, se dejó caer en el descenso y se colgó al navarro de la chepa cuesta arriba en Ancares. "Igor ha hecho lo que estaba previsto. Ha metido a Nieve arriba, ha tirado lo que podía y luego ha levantado el pie", explicó luego Gerri. Se quedó el líder reconvertido en impecable gregario mediado el terrible puerto gallego. Verdugo y Txurruka, que se enciende y motiva solo en estos escenarios épico-bélicos, tomaron el relevo.

Si la etapa hubiese acaba en la cima de Ancares, el botín de Euskaltel habría superado los tres minutos. Y los ataques de Joaquim Rodriguez que pusieron contra las cuerdas al Sky, habrían sido, seguramente, más violentos. Y Cobo, que aceleró en los metros finales y su pedalada brutal hizo sufrir a todos los favoritos, habría reventado, quizás, esta Vuelta que se mueve aún en sutiles segundos. Pero como tuvieron que recorrer más de 60 kilómetros hasta Ponferrada, nada de eso pasó y el tesoro de Euskaltel tras el esfuerzo de Txurruka y Verdugo, quedó reducido a la mitad: 1:33. Nieve se queda a 3:13 de Wiggins. "Es un poco menos de lo que esperábamos", valoró Gerrikagoitia, que cuando marchaba por el llano hacia Ponferrada y veía menguar la renta sin remisión, soñaba impotente con lo que hubiese ocurrido de acabar la etapa en un puerto de seis kilómetros. Recordó Cotobello. O los Dolomitas. ¡Ay! Suspiró. "De todas maneras, el esfuerzo ha merecido la pena. Pensaba en recuperar sobre los dos minutos y ha sido algo menos. Si solo hubiese tirado el Sky... Pero bueno, hemos metido a Nieve en la pelea".