a Juanjo Cobo es mejor dejarle a su aire. Depende de por dónde le dé? Un día del pasado mes de mayo llamó por teléfono a Joxean Fernández Matxín y le dijo que colgaba la bicicleta, que no lo había hablado con nadie, ni con sus padres ni con sus amigos, con nadie, pero que lo dejaba, que no quería seguir en esto porque no iba y estaba desmotivado. A Matxín, su director de ahora y de siempre -le fichó en 2000 para su equipo aficionado y le pasó a profesionales, al Saunier Duval en 2004-, la cosa le sonaba ya de otras ocasiones. "No era la primera vez que lo decía".
Por eso sabe cómo llevarle. Le respondió en aquel momento que le parecía bien, que de acuerdo, pero que, por favor, corriese la Vuelta a Austria porque el equipo andaba sin gente y que, también por favor, entrenase algo para que, al menos, pudiese acabar la carrera. La acabó y hasta hoy, hasta esta Vuelta en la que es octavo y serio aspirante al podio.
Antes del Campeonato de España Matxín solamente le dijo una cosa: "En lo que queda de temporada, corre y disfruta de la bicicleta". "Cobo necesita motivación propia, la que sale de dentro. No sirve que se lo digas. Tiene que sentirlo. Si no, puede pasar de andar como un tiro a quedarse encerrado en casa sin ni siquiera querer tocar la bicicleta. Tiene sus rarezas, como todos, pero es muy buena persona. Y honrado. Yo le acepto, le respeto y le quiero. Le conozco bien. Podría escribir un libro sobre él", afirma.
Tiene un carro de historias que contar. De momentos en los que ha sido imparable, como en aquella Vuelta al País Vasco del año 2007; de puntazos y cabezonerías. Claro, es nacido en Cabezón de la Sal. Por allí, casi por la puerta de su casa, pasaba el Campeonato de España de Contrarreloj de profesionales, en el año 2004. Doce meses antes, en 2003, había ganado el de aficionados con el maillot del Saunier Duval y aquello le catapultó al primer equipo, el de Matxín. Un año después, profesional, el campeonato en casa? "Estaba en una forma excelente". Ocurrió que arrancó, no se vio bien, las sensaciones no le convencieron, se le cruzó completamente el cable y a mitad de recorrido se bajó de la bicicleta. Un año antes, en el Mundial de Hamilton, en la crono sub'23, quiso hacer lo mismo. Esa vez, le obligaron a acabar.
Subida a Urkiola, 2004 El primer año de profesional se le hizo cuesta arriba. No conseguía acabar las carreras. "Pero yo sabía que era bueno, que ese no era su verdadero nivel", dice Matxín, quien, para incentivarle, le tuvo que lanzar un ultimátum. "Como te retires en la siguiente vas a la calle", le vino a decir. La siguiente era la Subida a Urkiola y Saunier Duval corría para ganar, ya fuera con Joaquim Rodríguez o con Leonardo Piepoli. El primero se metió en una escapada de salida, una veintena de corredores que cogieron mucho tiempo. A Matxín le valía. Pero Purito? No, no iba bien. El director basauritarra replanteó la carrera y puso a tirar al equipo. A Cobo, el primero. Y, claro, en la primera subida a Urkiola lo pagó. Se quedó en un grupito y Matxín se olvidó de él. Se jugaba la carrera con Piepoli.
Camino de la segunda subida, en Zornotza, el Ertzaina que cerraba la carrera se puso a la altura del coche del Saunier Duval y le contó que por detrás había un ciclista de su equipo a un burrada de minutos que decía que no se bajaba de la bicicleta porque si no le echaban de la empresa. "¿Es verdad eso?", le preguntó a Matxín. "Sí, es verdad". El Ertzaina volvió junto a Cobo. La Subida a Urkiola la ganó Piepoli. Atendió a la prensa, pasó por el podio, el correspondiente control? Y cuando ya no quedaba nadie en el santuario, ni comisarios, ni gente ni nada de nada, y bajaban hacia Durango, allí apareció él. "Venía solo y con el casco para atrás como lo llevaba antes. Le paré en la curva, a 200 metros de la meta, y le dije que se subiera al coche".
La primera vez que Cobo quiso dejar la bicicleta sería en 2006 o por ahí, porque ni siquiera Matxín lo recuerda muy bien. Le llamó un día por teléfono y le dijo que lo dejaba para ser cocinero, que es para lo que había estudiado. Aquello fue antes de su fantástico 2007 y su irrupción en la Vuelta al País Vasco.
"Me paro aquí mismo" Tiene más cosas que contar Matxín. En 2008, quizás su mejor año, "iba como un tiro", debutó en el Tour de Francia. Antes de que su equipo se viera obligado a abandonar en bloque por el escándalo de Riccardo Riccó, Cobo brilló en la etapa de Hautacam. Fue segundo tras su compañero Leonardo Piepoli, junto al que llegó tras tirar toda la subida. El corredor italiano solo le dio un relevo. Fue el que enfureció a Cobo. Gritó a Matxin por el pinganillo. "¡El ritmo lo marco yo!", le dijo. Piepoli siguió tirando. "¡Dile que se ponga a rueda o me paro aquí mismo!", farfulló el de Cabezón de la Sal. Matxín tuvo que ordenarle al italiano que lo hiciera. "Si no lo hago, estoy seguro de que aquel día se baja de la bicicleta aunque estuviese a un kilómetro de meta, en el Tour de Francia, con las cámaras de televisión enfocándole en directo y rodeado de público".
En 2009, con el maillot del Fuji, le contó a Matxín que, esta vez sí, lo dejaba porque había aceptado un buen trabajo como electricista. Acabó siendo una temporada fenomenal para sus intereses. Le ganó a Alberto Contador una etapa en la Vuelta a Castilla y León, en la Laguna de los Peces, y se llevó otra en la Vuelta, la de La Granja de San Ildefonso. "Tuvo mucho mérito", cuenta Matxín, "porque cuando entrenaba para aquella Vuelta se cayó y se golpeó en un hombro. El médico le dijo que a una persona normal le recomendaría reposo, pero que tratándose de un ciclista? En la presentación de los equipos de Holanda, Cobo apareció con el brazo en cabestrillo. Luego ganó una etapa y acabó entre los diez primeros".
Cambio de maillot Tras aquella Vuelta decidió cambiar de aires y se separó de Matxín. Fichó por el Caisse d'Epargne. "Allí no cuajó. No anduvo. Le dieron cariño y le cuidaron, pero? Es muy especial". Este año ha vuelto junto al basauritarra. "Conozco todo de él. Lo bueno y lo malo", asegura. Tras el enésimo amago de colgar la bicicleta en mayo, Matxín le habló de que correría la Vuelta estuviese como estuviese, sin presión. "Nadie te va a exigir nada", le prometió. "Ahora está disputando la carrera -es octavo en la clasificación general y transmite unas sensaciones inmejorables-, pero no se le puede pedir nada. Para mí cualquier cosa que haga desde este momento estará bien. Aunque se derrumbe hoy mismo, estaré orgulloso".
Cuentan los que le conocen que Juanjo Cobo está en esta ronda estatal mejor, incluso, que cuando se impuso en la Vuelta al País Vasco en 2007. Y él insiste en que no anda más que en 2008. De todas maneras, no hay que insistirle demasiado en el asunto. Los que le conocen bien hablan también de que si le dices ahora que es el líder del equipo y que tiene que asumir esa responsabilidad, puede que se dé media vuelta y se vaya para casa. Depende de por dónde le dé el aire.