vitoria. Tras un mes de parón, el espectáculo de la Fórmula 1 volvía este fin de semana al circuito de Spa, en Bélgica, a la espera de que el semáforo dominical diera la orden de salida y pusiera boca arriba las cartas de pilotos y escuadras. El destacado e intratable líder del Mundial, el alemán Sebastian Vettel, ganador ayer, afrontaba el duodécimo Gran Premio de la temporada con la confianza y la tranquilidad que otorga ser el primero en una clasificación general en la que el siguiente piloto, su compañero en Red Bull, Mark Webber, asomaba a nada menos que 85 puntos. Demasiados para pensar en algo que no sea un paseo triunfal hasta Brasil.

Bajo este prisma, los pilotos ocuparon sus posiciones en la parrilla de salida para protagonizar, desde el primer giro, uno de los Grandes Premios más movidos en lo que llevamos de temporada y que acabaría con el segundo doblete de la temporada de Red Bull y un más que meritorio tercer puesto de Jenson Button, que salía desde la decimotercera posición. Así, desde el mismo instante en el que los semáforos dieron luz verde al espectáculo, quedó claro que esta no sería una carrera de alfombras rojas. El catalán Jaime Alguersuari, que salía en sexta posición después de haber logrado la mejor clasificación de su todavía corta carrera, dio fe de ello. Tras sufrir un toque al llegar a la primera curva, su monoplaza quedó seriamente dañado y condenado a un abandono que se produjo instantes después. Otro de los que sufrió en sus carnes la arrancada en Spa fue Webber, que protagonizó una horrorosa salida que le relegó al octavo puesto cuando todavía no se había llegado al tercer giro. Pero también hubo quienes saborearon la cara de la moneda. Rosberg y Alonso -que acabó cuarto- fueron los más enchufados en el inicio de carrera, llegando ambos a liderar la prueba.

El piloto asturiano se colocó primero aprovechando el paso de Vettel por boxes -donde introdujo neumáticos blandos- y haciendo de la necesidad y del ímpetu su mayor arma para conseguir adelantar, en unas electrizantes primeras vueltas, a Hamilton, Massa y Rosberg.

Sin embargo, el actual líder del Mundial tardó poco en recuperar la primera posición en una carrera en la que Michael Schumacher -que acabó quinto después de salir en última posición- cumplía 20 años desde su debut en Spa. Vettel no quiso dejar lugar a las dudas. Ni hilos de esperanza a una posible debacle que pusiera el título en juego. Su Red Bull recuperó la primera posición y no la soltó hasta la bandera a cuadros. Después de tres carreras sin conocer la victoria -Gran Bretaña, Alemania y Hungría- el actual dominador de la Fórmula 1 volvió a subirse a lo más alto del podio para aumentar aún más las diferencias con respecto a sus rivales, que cada vez parecen serlo menos.

el título, casi sentenciado "En cada carrera sigue ganando y el título se complica cada vez más; necesitamos muchísimos fallos de él, una debacle", afirmó Fernando Alonso sobre el poderío de Vettel y tras completar una carrera en la que los problemas en los neumáticos le relegaron a la cuarta posición tras ser adelantado por Button a falta de tres vueltas para el final. El otro McLaren, el de Hamilton, tuvo que decir adiós en el giro 13 después de sufrir un toque de Kobayashi, lo que volvió a evidenciar el descontrolado ímpetu del que, en ocasiones, hace gala el piloto inglés. El Mundial -en el que el piloto venezolano Pastor Maldonado logró ayer sumar su primer punto al terminar décimo- aún no ha terminado; todavía aguardan siete Grandes Premios, pero el título parece cada vez más amarrado a los guantes de Sebastian Vettel, que tras Spa, aventaja ya en 92 puntos a su compañero Webber. Con calculadora en mano, habrá quienes todavía crean en un cada vez más utópico milagro, pero lo cierto es que Vettel continúa volando hacia su segundo título mundial y su escudería, hacia el honorable triunfo en el Mundial de Constructores.