Si el ciclismo fuese lotería, ayer todos habríamos querido jugar al mismo número. El de Joaquim Rodríguez. Y ninguno nos habríamos equivocado. El catalán era una apuesta segura teniendo en cuenta el perfil de los últimos kilómetros y, además, el Katusha corrió muy bien, a lo grande, a lo campeón, y Purito supo rematar de diez. El corredor catalán está sacando mucha ventaja de estas llegadas ratoneras que ha preparado la organización, que son muy bonitas y ofrecen mucho espectáculo, algo primordial para captar aficionados, pero tengo dudas sobre si son justas desde el punto de vista deportivo.
Me explico: ¿es normal que tras disputarse ocho etapas el líder de la clasificación por puntos sea Purito? Yo creo que, como poco, es discutible. Me recuerda a aquellos Giros que corría Francesco Moser en los que casi todas las etapas eran llanas o contrarrelojes. Los organizadores tienen libertad a la hora de elegir los recorridos, pero planteo otra cuestión: ¿es lícito que haya bonificaciones en unas jornadas y en otras no? Ayer las hubo y Vincenzo Nibali tuvo un mal que le penaliza muchísimo en la general y cuando intente recuperar en la contrarreloj, donde es superior a sus rivales, no podrá contar con esa ayuda. Es, cuanto menos, discutible.
Entre los aspectos positivos de la jornada brilló con luz propia el hecho de que volvimos a ver delante a Igor Antón, lo que es buena señal. Su buen momento va llegando. A ver cómo se le da hoy La Covatilla. Si todavía no puede darnos una alegría, tocará esperarle hasta el Angliru.