madrid. El alemán Michael Schumacher (Mercedes), el hombre récord de la Fórmula 1, con siete Mundiales y 91 victorias, celebra hoy los 20 años de su estreno en la categoría reina, que se produjo en Spa-Francorchamps, donde este fin de semana se disputa el Gran Premio de Bélgica. Schumacher debutó en el GP belga de 1991, que se disputó el 25 de agosto. Lo hizo con la escudería Jordan, en la que sustituyó al belga Bertrand Gachot -detenido en Londres tras haberse peleado con un taxista- y con la que solo corrió esa prueba, undécima de un certamen que ganó Ayrton Senna, triple campeón mundial, fallecido tres años después en Imola.
El alemán no acabó esa carrera. Fue séptimo en parrilla -tras superar a su compañero, el italiano Andera de Cesaris-, cuando se había subido a un monoplaza por primera vez en los ensayos del viernes, con 22 años, siete meses y 20 días. Y en la salida mostró de nuevo su clase al adelantar dos puestos, antes de romper el embrague en la segunda curva del circuito.
Suficiente para que lo fichara Flavio Briatore, que inmediatamente le dio el volante del Benetton-Ford, con el que disputó el resto de la temporada, en la que logró un quinto y dos sextos puestos (uno de ellos en España). Un año después, de nuevo en Spa, Schumacher -nacido hace 42 años en Huerth-Hermuelheim (Renania del Norte- Westfalia)- logró el primero de sus 91 triunfos en la categoría reina del gran motor, subió otras siete veces al podio y acabó tercero un Mundial que ganó el británico Nigel Mansell.
En 1993 ganó en Portugal, subió otras ocho veces al cajón y fue cuarto en el campeonato (que se adjudicó el francés Alain Prost) un año antes de su primer título, que culminó tras ocho victorias, una menos que la temporada siguiente, en la que obtuvo su segunda corona mundial, esta vez a bordo de un Benetton-Renault.
Paso a Ferrari En 1996 fichó por Ferrari, escudería con la que logró su primera victoria (2 de junio) en el GP de España, en Barcelona, y con la que capturó sus otros cinco mundiales, que encadenó -después de romperse una pierna en Silverstone, en 1999- entre 2000 y 2004. En estas dos décadas ha desarrollado una carrera brillantísima, en la que también protagonizó alguna que otra polémica. Como la de 1997, en el GP de Europa, el último de ese campeonato, disputado en Jerez de la Frontera, donde sacó de pista a Jacques Villeneuve y la FIA anuló todos sus puntos, en un Mundial que ganó el canadiense.
Tres años antes, no fue sancionado por lo que algunos entendieron acción antirreglamentaria, también en la última carrera, en Adelaida (Australia), adonde llegó con un punto de ventaja sobre el británico Damon Hill. Chocó con él, quedando inservibles ambos bólidos, antes de capturar su primer título. Y en Mónaco 2006, encajó su bólido en La Rascasse, evitando la vuelta rápida de Alonso, por lo que fue sancionado. Salió el último y remontó hasta el quinto.
Pero sus éxitos dejan en un distante segundo plano cualquier controversia: la hoja de servicios de Schumacher, que volvió a competir la temporada pasada -con Mercedes y de nuevo junto a Ross Brawn- tras haberse retirado en 2006, es, sencillamente, impecable. Fue precisamente Alonso, campeón del mundo en 2005 y 2006, el que puso fin al reinado del Kaiser, sobrenombre con el que es conocido este emperador automovilístico.