barcelona. El presidente del FC Barcelona, Sandro Rosell, explicó ayer que el club azulgrana ha decidido "poner un poco de cordura" y no denunciar la agresión del técnico del Real Madrid, Jose Mourinho, al ayudante de Pep Guardiola, Tito Vilanova, en la vuelta de la Supercopa. "El cuerpo nos pedía una cosa, pero el sentido común nos dice otra. No podemos seguir así, porque nos acabaremos matando por la calle", recalcó Rosell durante su discurso en el Congreso Mundial de Peñas.
El presidente del club catalán esgrimió que uno de los motivos para no denunciar a Mourinho ante el Comité de Competición es lo que sucedió en Madrid en el partido de ida de la Supercopa, cuando el autobús donde viajaban los directivos del Barça fue apedreado. Cree que la denuncia crisparía más la relación entre ambos equipos y, por extensión, entre las aficiones, y añadió que su junta directiva "no es ni bravucona ni charlatana" y que, además, "a Mourinho ya le ha juzgado la opinión pública".
También desveló que ni el secretario técnico, Andoni Zubizarreta, ni el entrenador, Pep Guardiola, ni Vilanova -"él fue el primero que pidió que no lo denunciáramos", dijo Rosell- consideraban conveniente denunciar la agresión. "Prácticamente veníamos de la playa y le ganamos el título a un equipo que estaba mucho más preparado", concluyó Rosell.