Vitoria. UN perfecto comienzo de las vacaciones de verano. Volvamos luego y ganemos todas las carreras". Soñar el libre, gratis, al alcance de todos. También de Jenson Button (19-I-1980, Frome, Inglaterra), a quien las cosas parece que le llegan caídas del cielo. Como por ejemplo, la adquisición por Ross Brawn de la escudería Honda y posterior conversión en Brawn GP, lo que no solo no le dejó sin trabajo, sino que le llevó a ser campeón del mundo. Quién se lo hubiera contado entonces.
Button, ganador de once carreras a lo largo de su trayectoria en la Fórmula 1, sabe darse satisfacciones. Sabe distribuir sus éxitos. Amortizarlos. Seis le bastaron para ser campeón del mundo en 2009; dos sumó en 2010; y otros dos lleva en 2011. Y bueno, el aislado, el de 2006, místico, mágico para él.
Ayer se daba la circunstancia de que Button tocaba a los 200 grandes premios disputados. Y lo hacía siendo el undécimo piloto en la historia en formar parte de este selecto club que encabeza Rubens Barrichello (314), seguido por Michael Schumacher (278). De hecho, en activo, solo estos dos y Jarno Trulli (244) cuentan con más citas al volante. Si bien, con las pruebas restantes esta temporada, ocho, el de Frome puede rebasar a Jean Alesi (201), Nelson Piquet (204) y situarse a la altura de Andrea de Cesaris (208) en la escalada por esta cumbre divina.
Entonces, el panorama se antojaba caprichoso para Button, que echó un vistazo al retrovisor de su vida y decidió regresar al pasado. Si pudo ganar en Hungría en 2006 con un Honda, también en el circuito de Hungaroring, ¿qué problema habría con un McLaren? Manos a la obra.
Como hiciera en su primera victoria en el Gran Circo, donde Pedro Martínez de la Rosa fue segundo con su también mejor resultado, donde Nick Heidfeld dio a BMW Sauber el primer podio de su historia, el día en que debutó Robert Kubica, menuda efeméride, en una carrera loca con un escenario reinado por la lluvia, ayer repitió. En dicha ocasión fue una prueba caótica, marcada por el agua, como ayer, también como en Canadá este curso. "Por alguna razón, me gustan estas condiciones. No sé por qué". Tal vez la magia, su magia interna. "La carrera fue muy agitada. Tenía una buena disputa con Lewis Hamilton cuando estábamos corriendo el uno contra el otro. Ambos conducimos al límite y la distancia aumentaba y se reducía, dependiendo del tráfico".
Las carreras parecen no haber cambiado mucho desde entonces, pues anecdóticamente, Fernando Alonso fue capaz en dicha prueba de Hungría 2006 de avanzar en apenas tres giros desde la decimoquinta plaza hasta la tercera. Ayer, Sebastien Buemi, que partía desde la vigésimo tercera posición, finalizó en octavo lugar. Sigue habiendo cabida para las remontadas.
"Quiero dar un gran gracias al equipo en el día de hoy. El coche estuvo perfecto en todas las condiciones, hicimos todas las llamadas de estrategia correctas. Merecimos esta victoria y sentí grandeza de estar junto a mi ingeniero de carrera Dave (Robson), en la primera ocasión que aparece en el podio". Como para no estar satisfecho. Sabe invocar los momentos. Ponerse de actualidad. Era el menos sonado de los rivales de Vettel y este parón hará reflexionar. Es junto con su compañero de equipo el autor de más triunfos este curso y ante la dificultad de doblegar a Vettel en la clasificación, bueno sería el segundo puesto que ocupa Webber y que está a 15 puntos. Vamos, a tiro de otra jornada como la de 2006, o como la de ayer, que parecía dibujada previamente, como pintada por él en sus más ambiciosos sueños, pues ¿quién se lo hubiera dicho antes de largar?