getxo. Tapado, lejos de entrar en las quinielas para conseguir la victoria en el renovado Circuito de Getxo, Juan Lobato fue el más rápido en la línea de meta que este año se situó en lo alto de la cuesta de Txomintxu. El corredor andaluz, que como reconoció al término de la prueba, tenía claro que si le respondían las fuerzas iba a tratar de hacerse con el triunfo. Dicho y hecho. Aprovechándose del trabajo realizado por el Euskaltel y el Katusha en las dos últimas vueltas, el del Andalucía-Caja Granada pasó la curva que une el muelle de Ereaga con la cuesta de Txomintxu en cabeza y logró la victoria final por delante de Stephane Poulhies y Joaquim Rodríguez, estrenando, así, su palmarés en la prueba getxotarra.
La modificación del trazado, una demanda que los corredores venían demandando en las últimas ediciones, sirvió para generar un mayor espectáculo y cambiar el tradicional sprint con el que acababa el Circuito de Getxo en la recta de Arriluze por las exigentes rampas de Txomintxu. El público, que un año más volvió acudir en masa a la prueba, se mostró contento con el cambio y se manifestó su optimismo de cara a que en ediciones venideras el nivel de participantes pudiese ir en aumento.
La carrera comenzó lanzada, con un fuerte ritmo por parte del pelotón que en la primera hora llegó a rodar a una media superior a los 47 kilómetros por hora. El exigente ritmo establecido por el grupeto imposibilitó que se hiciese fuga alguna. Aunque fueron muchos los intentos por escaparse, la ventaja adquirida nunca superó los cinco segundos en los primeros compases de la prueba.
Intento tras intento, los ciclistas fueron poco a poco completando los 170 km del recorrido. Igor Antón, que se encuentra ultimando su preparación para la Vuelta, que este año comienza una semana antes de lo habitual, el 20 de agosto, lo intentó justo en el ecuador de la carrera, en el quinto paso por línea de meta. El galdakaotarra, acompañado por cuatro corredores, cogió una ventaja mínima, que no llegó a superar los 10 segundos, y fue cazado prácticamente de inmediato.
la fuga del día No fue hasta pasado el kilómetro 100 de la prueba cuando un grupo de cuatro corredores, formado por Dalivier Ospina, Kenny De Ketele, Rubén Martínez y Xabier Zabalo pudo abrir hueco y marcharse del pelotón. El grupeto, que bajó el ritmo de manera notable, dejó que los fugados cogiesen una ventaja de hasta dos minutos y medio antes de ponerse a trabajar para echar abajo la fuga.
Guiado por el Euskaltel y el Katusha, el pelotón aceleró el ritmo y comenzó a recortar distancia de manera rápida. Aunque en cabeza de carrera el entendimiento fue total y los cuatro ciclistas entraron al relevo para llevar la fuga lo más lejos posible, no pudieron hacer nada ante la insistencia de ambos equipos.
Viendo que iban a ser cazados, Rubén Martínez, del Caja Rural, inició una aventura en solitario que mantuvo en jaque al pelotón. El corredor, que al término de la prueba recibió el trofeo a la combatividad, fue alcanzado a falta de siete km por un pelotón que iba lanzado hacia la línea de llegada.
Juan Lobato, el más listo El pelotón llegó al último kilómetro de la etapa agrupado con el Euskaltel y el Katusha en cabeza, pero con un nuevo invitado, el Andalucía-Caja Granada, que llevó a cabeza del grupo a un corredor con el que nadie contaba, Juan Lobato. El ciclista andaluz, neoprofesional, no se lo pensó dos veces y salió de la curva que une el muelle de Ereaga con la cuesta de Txomintxu en cabeza.
"No he mirado para atrás nunca", admitió. No le hizo falta, ya que su superioridad en las exigentes rampas getxotarras fue tal, que incluso tuvo tiempo de poder disfrutar de la victoria antes de cruzar la línea de llegada. Por detrás del andaluz entraron el francés Stephane Poulhies y el catalán Purito Rodríguez, el máximo favorito para hacerse con la victoria que al igual que en la Clásica de Donostia se quedo a las puertas del triunfo. Beñat Intxausti, una vez recuperado de la lesión que le obligó a abandonar el Tour, fue noveno y se llevó el trofeo al primer euskaldun.