eduardo oyarzabal

Bilbao

Un año antes del inicio podemos decir con seguridad que estamos listos para darle la bienvenida al mundo". Es el discurso del satisfecho alcalde de Londres, Boris Johnson. Después de cinco años de trabajo en los preparativos, comienza la cuenta atrás, menos de un año para que el 27 de julio se encienda el pebetero, para que arranquen los Juegos Olímpicos de 2012, trigésimos de la era moderna, y Londres se frota las manos viendo su progreso. No en vano, los principales recintos deportivos ya están terminados y algunos de ellos, incluso, con adelanto respecto al calendario previsto. El 88% cifrado en números. Así, la sede cuenta con margen para las probaturas y los detalles.

Londres, donde se congregarán más de 10.000 deportistas de 26 deportes y 35 disciplinas -en los pasados de Pekín 31 fueron vascos-, se organizará en función de tres espacios que serán centros neurálgicos para la actividad: el Parque Olímpico, la Zona Fluvial y la Zona Central. Si bien, los aledaños de Londres también cobrarán relevancia, pues allí se trasladarán actividades como las del fútbol, el remo o la navegación.

El Estadio Olímpico de Stratford, sito en el corazón del Parque Olímpico, en el este de Londres, con capacidad para 80.000 espectadores, será el gran punto de encuentro de los Juegos. Allí se celebrará la ceremonia de apertura y clausura de unos Juegos para los que Londres cuenta con un presupuesto de 10.500 millones de euros.

Pero en esta ocasión no es precisamente la ostentación lo que ha vendido Londres con su candidatura, pues difícilmente se podrían alcanzar cotas como las de Pekín'08 -unos 28,5 millones de euros, triplicando a su antecesor Atenas'04- con una situación económica poco o nada boyante -Londres anunció que confiaba en poder rebajar su presupuesto hasta los 8.170 millones de euros y, por ejemplo, hubo polémica por la piscina de la iraní Zaha Hadid, tasada en 296 millones de euros-, sino el ecologismo, la preocupación por el medio ambiente, huyendo del espectáculo y captando la modestia y la lógica del desarrollo sostenible. La Villa Olímpica, donde se concentrarán cerca de 17.000 deportistas y funcionarios, contará con un sistema de drenaje con agua proveniente de la lluvia. Pero más trascendente será que todas las instalaciones se reutilizarán tras los Juegos. Sin ir más lejos, el Estadio de Stratford pasará a ser el campo de fútbol del West Ham United. Otras infraestructuras, mientras, son desmontables y trasladables. El resto son escenarios ya conocidos y de fuerte personalidad, como Wembley para el fútbol o el All England Club para el tenis.

Una de las finalidades de la capital inglesa fue regenerar el barrio de Newham, lugar en el que se ubica gran parte del Parque Olímpico y que posee la tasa de empleo más baja de Londres. "Con cada estación que uno se aleja desde la City en esta dirección, la expectativa de vida cae dos años", dice el alcalde de la zona, Sir Robin Wales. Allí, donde imperaba la pobreza con descampados y edificios abandonados, prácticamente un solar de 2,5 kilómetros cuadrados, ahora se ubican 8.000 nuevas viviendas, así como el centro comercial más grande de Europa. Complejos que han favorecido la creación de 20.000 empleos de larga duración que se unen a los cerca de 70.000 voluntarios que empleará la organización durante los Juegos.

Pero sin duda, la gran mota de Londres, el mayor problema que se baraja de cara a los Juegos, es el transporte. La capital posee la red suburbana más vetusta del mundo, a pesar de sus dimensiones. "En un día normal estamos ya en el límite de capacidad", advierte el ministro de Transporte, Hugh Robertson. "Sería falso si dijese que no nos falta aún gran cantidad por hacer", añade. Y es que, según las estimaciones, Londres vivirá un millón de desplazamientos extraordinarios los días de mayor concentración de eventos. Cabe citar en este aspecto la cifra anual de visitantes que posee la urbe, que es de 3,5 millones, que su suman a los poco más de 8 millones de habitantes.

Otro aspecto que ha cobrado trascendencia en los últimos días es el de la seguridad. La masacre de Oslo no deja indiferencia ante posibles amenazas de la extrema derecha. Además, la alineación britanico-estadounidense en la guerra de Irak y el islamismo radical es otro de los motivos que traen preocupaciones. Más si cabe porque Scotland Yard, Policía Metropolitana de Londres, ha quedado sin jefe salpicada por la trama de las escuchas ilegales de la cabecera News of the World.

Por de pronto, el pueblo, testigo directo de lo que acontece, ha hablado en encuestas como la realizada por la agencia Ipsos MORI para la BBC, donde el 52% considera que el sistema de transporte no será capaz de atender a la demanda. Y lo que se puede ver como una evidencia, en Londres no es así. Solo el 46% de sus ciudadanos considera que los Juegos tendrán un efecto económico positivo. Y es que únicamente el 65% aguarda con expectación al megalómano acontecimiento.

Londres tiene margen para los detalles

Los principales recintos de la trigésima edición de los Juegos modernos están terminados

El transporte es la mota de Londres, que verá más de un millón de desplazamientos diarios