Donostia. Tras buscar el maillot verde del Tour tres semanas, ¿cuesta mentalizarse para volver a correr?

Es nuestro trabajo, pero ante la Clásica más importante de España, aún tienes más ganas de correrla y, sobre todo, hacerlo bien. En esta carrera lo más importante es estar bien y tener ganas, porque hay gente que físicamente puede estar bien tras el Tour, pero mentalmente se le hace largo. Si recuperas bien y tienes ganas, puede salir una buena carrera.

¿Durante esta semana se trata ante todo de recuperar las pilas?

Sí, aunque hoy -por ayer- ya hemos hecho un entrenamiento más fuerte para que el cuerpo recuerde el sufrimiento. La víspera tocará recuperar porque el trabajo ya está hecho.

Se habrá achuchado en el entrenamiento pensando en Jaizkibel...

Sobre todo en la segunda vez que se suba, en la que los escaladores intentarán hacer daño, mientras que nosotros trataremos de aguantar en el grupito de adelante para jugárnosla al sprint en un grupo pequeño o incluso un poco antes, que también podría ser una buena opción.

No es descabellado pensar en Rojas como posible ganador de la Clásica...

Yo creo que no. Está claro que no puedo subir puertos de 20 kilómetros con los primeros, pero puertos de hasta diez kilómetros sí puedo subir delante, como demostré en el Tour o en el Campeonato de España. Por eso, y al tener en cuenta que normalmente el ganador de la Clásica ha corrido antes el Tour de Francia, tengo ganas. El año pasado ganó Luis León (Sánchez), que es toda una referencia y nos ha marcado las pautas para llegar lo mejor posible a la Clásica.

Algunos le descubrieron como buen escalador al aguantar a Contador en el Campeonato de España.

Así es. Pero yo ya llevaba unos años despuntando. En la etapa reina de la Vuelta a Suiza, acabé a 15 segundos de Andy Schleck en un puerto de primera categoría. Año a año he ido pasando mejor la montaña y en el Campeonato de España coincidió que estaba en un estado de forma buenísimo para ganarlo a lo grande.

Hace un año, Manolo Saiz dijo en una entrevista que Rojas no había sacado aún todo el ciclismo que llevaba dentro. ¿Lo está haciendo ahora?

Me faltaba la confirmación que está llegando este año. Había tenido muchos destellos, pero sobre todo me vi lastrado por la mala suerte, lesiones o caídas que me impedían tener un palmarés mejor. Este año no he tenido tantas caídas, y las cosas han salido. Empecé bien en Mallorca, en París-Niza, Milán-San Remo, gané en Catalunya... El campeonato fue la confirmación de todo el año.

¿Uno termina de perder la paciencia o la fe cuando da tanto al larguero?

Al contrario. Esta delante siempre me motivaba para seguir creciendo. Estar al lado de grandes campeones, sobre todo en este Tour, en el que me peleé con el mismísimo Cavendish por el maillot de la regularidad, me motiva muchísimo para mejorar.

¿Qué sabor le dejó el Tour?

Agridulce. Hice un gran Tour pero ni gané una etapa ni el maillot verde. Nuestro objetivo era dejar fuera de control a Cavendish para mandarlo a casa, y lo conseguimos un día, con la mala suerte de que los jueces repescaron a casi noventa corredores y le regalaron el maillot verde.

¿Qué le pareció aquella repesca?

Me parece normal: no puedes echar a noventa corredores, porque te cargas el espectáculo y la carrera. Lo que no me parece bien es que le repesques y le sigas dando la opción de llevarse el maillot verde. Me parece bien que se le salve la vida, pero no debería poder aspirar a una clasificación tan importante como esa.

Se desvirtúa el valor del carné de ciclista, ese ficticio que dan en París.

Eso es. Además, el maillot verde es el de la regularidad, que se consigue a base de ser regular y estar todos los días ahí. Pero el Tour marca sus reglas, y hay que aceptarlas.

¿Tanto se agarra a los coches como se dice?

No sé. Yo iba a lo mío. Bastante tenía con subir yo como para fijarme en cómo subían los demás (ríe).

Al margen del maillot verde, el Tour le dejó alguna espina clavada?

Las dos etapas que ganó Hushvod, estuve yo en la escapada, pero me tuve que dejar caer porque estaba peleando por el maillot verde y el HTC de Cavendish no paraba de tirar a por nosotros. Tuve opción a esas dos victorias de etapa, y no pudo ser.

Cinco de sus siete triunfos sub'23 fueron en Euskadi (Ereño, Gorliz, Lizartza, Laukiz y Beasain). ¿Correr por aquí le supone algo especial?

La mejor afición de España y, en gran parte, del mundo, está ahí, y siempre gusta correr ahí. El aficionado vasco es impresionante: vive el ciclismo, reconoce a todo el ciclista y nos hace sentirnos muy valorados.